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©2003
Liliana Heer

Palabras finales

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Arturo Frydman

Momento de concluir, momento de alivios, reconocimientos y saldos.
Nuestro reconocimiento a los escritores y psicoanalistas que integraron las mesas como coordinadores, panelistas y articuladores.
Nuestro reconocimiento a los directivos y personal de la Biblioteca Nacional por el empeño puesto.
Nuestro agradecimiento al público que acompañó las lecturas, y a todos los muchos que silenciosamente colaboraron.
Mi especial reconocimiento a la creadora de esta idea, Liliana Heer, que supo alentar la tarea aun en los tramos menos propicios.

No me cabe duda que estas autopistas han sido un ejercicio, camino y tropiezo. Con atrevimientos y no sin riesgos. Pero como ejercicio, tiene una dimensión que orilla el acontecimiento y otra  la simulación.
La simulación nos deja del lado del dispendio de inutilidades, puro ejercicio de alguna satisfacción. El olvido es su destino.

Del lado del acontecimiento este acto sumó a escritores y psicoanalistas, en una práctica de la lectura acerca de las letras argentinas. Su objetivo: apropiarnos de un legado creativo, para intentar el esbozo de una cartografía, los ejes de una mitología nacional.

La payada, sobrenombre que adopto para estas jornadas, dejó algunas marcas que dan cuenta de las consecuencias devastadoras que resta del continuado pendular entre un ideal mortífero y la queja enloquecida. El estado de descomposición que atravesamos, reverso de la trama de la modernidad, no es la guerra pero contiene los ingredientes a partir de la cual se genera.
Una de estas marcas.

Borges aquí citado dijo: Si no condenamos a Martín Fierro es por que sabemos que los actos suelen calumniar a los hombres. Alguien puede robar y no ser ladrón, matar y no ser asesino.
Este germen parece definir una ética que resume a su descendencia: los hijos de Fierro o de Borges deambulamos entre la desmemoria de lo dicho y los efectos de ese decir.
Si el acto calumnia, la ley retorna en las formas sangrientas que las historia nos muestra.

Hay muchas otras marcas, pero advertimos que la inmediatez del acto no nos permite ver aun con claridad. Quedan palabras  e ideas huérfanas que reclaman su tiempo para comprender. Otra lectura de lo ya leído nos queda como deuda.

Gracias todos .