Liliana Heer

Reseñas


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©2003
Liliana Heer

Reseñas sobre El sol después

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Carta del escritor Nicolás Peyceré
21 de diciembre de 2009

 

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Querida Liliana,
Hoy sábado me encontré con la revista Ñ. Que presentaba una lista profusa de escritores argentinos. Los que están en el Olimpo literario o en sus inmediaciones.
Con sus comentarios vulgares. Por qué estrechados, hablan. De maneras semejantes. Sin despertar, aunque sea, a una pequeña idea. . .  Pero vayamos a nuestro tema.

Es raro, rarísimo, encontrar textos largos, poéticos, formando un paisaje francés, o unos cantos irónicos, o unas novelas-poemas. Esto sucedió con Iluminaciones de Rimbaud, con los Cantos de Pound, con The waste land de Eliot, La explicación de Peyceré. Y ahora con otra novela poema, de Liliana Heer.

Te llevo el poema, para que leas las anotaciones que hice. Pero después dámelo, pues quiero releerlo. Antes de que llegue a ser libro.

Miró dice que un cuadro no termina y no empieza. Puede ser, la línea no empieza ni termina, si no es arbitrariamente. Pero tu poema es un círculo, diría perfecto. Empieza con Nicole al borde del agua en una playa, aún sin meterse en el mar. Termina con Nicole al borde de una tina aún sin la descripción de tocar el agua.

En el medio suceden cosas. Curiosamente el libro está dedicado a Aníbal. El cartaginés fue uno de los mejores ingenieros de la guerra, de todos los tiempos. Pero tu ingeniero se llama Jota. La “J” reemplaza en castellano a la “yod”, hebrea. Que es una letra teófora, porque lleva a Dios, en cuanto Yavé. Así portan a Dios los nombres como José, Jesús, etc. Esto me divierte. Sobre todo porque Jota es más un simple varón, seductor, más que un dios o un ingeniero. Y esto no es para disminuirlo. Yo y los hombres que conozco nos parecemos a Jota. Y como cualquier varón quiere descubrir, el modo cabra de la mujer. Que es lo último que trata de averiguar. Pues Nicole, una  arisca, suele desarreglar las  sentencias masculinas. Y continuamente se diferencian con los tipos de letra el texto de él y de ella.

¿Falta la luna en las noches de Serbia? ¿Por qué es residual, allí, el romanticismo? La guerra sí, es gris. Pero Nicole en cierto modo es la luna. Desnuda, los pezones y el vello pubiano son las manchas de la luna. Luego ella se tapa con una toalla como con una nube. ¿Saben acaso los varones que los días de las fases de la luna son iguales que los días del ciclo femenino? ¿Saben del creciente y del Menguante? Las mujeres están duplicadas.

Lo que se llama en literatura y en teatro, Entfremdungseffekt. Efecto de distanciamiento; la manera de desasirse del sitio natural del texto, aparece a veces, pero otras veces de modo brusco en intervalos de palabras con los tipos mayúsculas. Y sucede que pueden ser duras, dolorosa. Por ejemplo cuando en inglés se habla del cielo de lluvia que “clava sus lanzas”. O cuando el pan nuestro de cada día se cambia por “el hambre nuestro”.

También hay muchos momentos de encantamiento. Cuando ella ve todavía brillar las miradas de los paseantes, o cuando Kira saca fotos al césped, o cuando el cuerpo de Nicole toma el rumbo de persiana, porque se abre y cierra y abre.

Y sigue el encantamiento del libro. Que quiero comentarlo aún, con conversaciones.

Y no te mando estas líneas en mail. Prefiero llevarlas y dártelas cuando almorcemos.

 

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