Liliana Heer





©2003
Liliana Heer

Reseñas sobre Neón

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Luis Gusmán

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Neón remite de manera inmediata a los carteles luminosos, aquella luminosidad en que lo real es dominado por esa luz artificial. Pero ¿qué tiene que ver eso con el libro de L. Heer más allá de su título? Los parpadeos. La intermitencia de su prosa y de su fábula que están al servicio de la trama de su escritura. Los personajes. Una costurera, un viajante, un tutor absolutamente intercambiables entre ellos. Quizás porque se trata de: "dobles originales". Como suele suceder en los libros de esta escritora los espacios son cerrados, casi como en el tocador sadiano predomina una descripción que amenaza con clausurar la historia al párrafo siguiente. Pero esto es sólo un parpadeo. Me parece que cada frase de sus libros encierra muchas veces una pequeña historia.  Es lo que me disparó por ejemplo esta mínima descripción de uno de sus personajes: "No es sencillo conquistar el corazón de una mujer que ha sido testigo de innumerables delitos". Esto podría desencadenar desde una novela policial  hasta una obra dramática. Estos parpadeos abundan en el universo de L. Heer.


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