Contratapa ©2003 |
“ Una vez atrapado en la instantánea efectividad inductiva del nombre –de un nombre apenas, Capone, que es casi un género en sí mismo– el lector del Capone en septiembre de Liliana Heer queda a merced de una engañosa operación múltiple: allí donde cree hacer pie en los fragmentos articulados de un relato que progresa en el relámpago iconográfico, en la fragmentación episódica, entre la enumeración intencionada y la artificiosa conjetura, verá cómo los resabios de la historia –tanto la novelesca como la social– y del mito urbano, tanto como los espejismos de mitos privados, de la memoria periodística y ficcional, son solo muecas de una fisonomía escriturial que se repliega insistentemente sobre sí misma. De la panteísta fabulación eventualmente amorosa, dramática, prontuarial, gangsteril, como de la molecular mímica personalista o proto-documental, la autora ha destilado el líquido huesudo, irreductible, de una mordiente lengua poética perfectamente inmune aún a aquello que ha ido a buscar entre los factores más fascinantes, y eficazmente amorales, de su objeto. Una voz que ensaya desdoblarse entre narrador y personaje, pero que siempre recupera su desapego autónomo, hace de esta escritura una pesquisa satelital, que quiere girar obsesionada y ferviente alrededor de un multifacético núcleo magnético. Liliana Heer se ha propuesto construir un monumento paradojal, algo que se interrogue mientras avanza y que se haga y deshaga en una pendular arquitectura de confesiones fácticas y proactivas ausencias, de certezas camufladas en huecos incógnitos, de frases que adquieren sentido y claridad terminal en la brevedad trunca, como escalas de tempo, tono y ritmo para la búsqueda programática de esa imagen conclusiva que fuga en abismo en el mismo momento de entrar en escena." Eduardo Stupia |