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Reseñas sobre Neón --------------------------------------------------------------- Notas sobre la lectura de Neón
--- Metáfora de la literatura:
el narrador es falsario en uno de sus roles.
Narrador oral, de su pericia depende el amor. Lo querrán por
su arte de mover
la realidad con la fuerza de su recreación. Se atribuye y
atribuye a otros
hechos y dichos que dilaten la ruptura, que compongan su imagen. El himen de las novias se recompone como el
relato, se desanda, se
zurce. El narrador que contiene al otro, que lo lleva
de sus hilos, critica al
mismo tiempo las direcciones de la ficción. Efecto de
distancia, y por lo tanto
de humor. ¿Qué hacer con estas criaturas, como
desempastar sus pasiones para
que fluyan o se estanquen en dilaciones? Otra metáfora o
metástasis: el rumor que desencadena agonismo, zozobra. El narrador cómplice en la lectura,
círculos o planos del relato. Nunca
un yo, apenas un nosotros, de quien pone manos a la obra. Cuestiona la linealidad, el azar, todo lo que
debería hacer y no hace.
Potencial en los verbos, proyección más propia de
la poesía. Anticipación
fallida. Justo cuando la cena a ciegas despliega el
triángulo. Y la palabra
Fin. Tópicos: Amante maduro, dictador latinoamericano, viejo
de Moulin Rouge,
colonialista de Coetzee (Esperando a los
bárbaros). Último y lamentable
García M. Excita al rival a narrar, a seguir. Cede para
no perder a la amante. Usa
bastón contra palabra. Pero, ¿da compasión?
Incestuoso, desgarro
en el pasado que justifica su
perversión. Es potente
¿idealización de lo masculino? Sufre el
varón, y por eso desencadena tragedia y
orfandad. No tiene lenguaje de sentimientos. Pero ama. Ella, niña, celadora, costurera, es
una y es dos. Dura, sólo conoce el
lenguaje sexual… ama los relatos o hace creer que el otro
tiene importancia por
su habilidad. Lo deja creer. Nace de un cadáver, es un
tumor, su origen la
condena. Ella es monolítica, no cede, manipula, protege su
lengua. Como Yzur,
es digna y esclava. Pero sobrelleva. También es narradora, intriga para
obtener poder. Él, preso falsario, indultado,
viajante, espejea la “realidad” en los
personajes. Se deja llevar, acata el poder, obsecuente con tal de
gustar.
También se entrenó en una
“agencia” manejando información, relato.
Los clichés de la trama argumental,
permiten las elusiones, los
implícitos, a veces divergentes. Pero todo cierra, el
triángulo está en
equilibrio. Ellos no ven, ella mete en la boca y juega, penetra, se
satisface.
Los objetos remiten a la identidad, bastón, radio, guantes,
telas sospechosas.
Lo ominoso se cierne pero nunca cae sobre ellos. Demuestra que el
tópico niña
no siempre es feliz, pero también que el tópico
incesto, cárcel pueden ser de
comedia, no siempre son oscuros. Brevedad y lirismo Dos condiciones que deben ir juntas. La
interpolación de la voz lírica,
coro griego que no desdeña la falsa intriga del radioteatro,
resulta funcional
a la trama, al devenir narrativo. Pero cabe en un recipiente chico, de
modo que
el aire de las páginas permita quedarse y volver. Una
alianza perfecta, un
antídoto para el tóxico del detalle y la
anécdota de tanto narrador yanqui
imitado hasta el ridículo por acá. --- |