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Isekas Wake
Por supuesto, no fue la publicación el primer acceso que tuve a este libro, fui oyente en varias oportunidades de algunas páginas en las distintas etapas del propósito fundacional -comienzos de la década del setenta- y participo con entusiasmo de su alumbramiento paradójicamente tan oportuno como tardío. Es indudable que al ser publicado un buen texto se vuelve aún mejor, un aserto que para Los Sorias, vale cuatro. De los libros que vendrán, éste es uno de ellos. Novela partitura, planisferio, laberinto testimonial y enciclopedia de estilos. Cambiante y coherente como la cosmogonía onírica o la historia de las últimas décadas. Literatura colapso. Un ingeniero narrante, agudo crítico de pequeñas conductas y macro realidades, describiente de cuanta materia, idea, vestigio o sombra de situación se precipita en la compleja dualidad en pugna; un narrador que habría ingresado con loas al prólogo de El Antiedipo; algo más que amante de la música, maestro en espectáculos de variados ritmos, reproductor de periódicos de dos países: Tecnocracia y Diputación Provincial de Soria; un ingeniero narrante, levanta los cimientos de esta epopeya cediendo el punto de vista con velocidad de meteoro a su protagonista, sin dejar su palco desde donde en singular o plural continuará el raconto. El primer movimiento es el despertar de un Personaje: Realismo -el de este capítulo- a la medida de Martello Tower entre las ocho y las ocho y cuarenta y cinco del 16 de junio en Ulises. Desayuno de pelos encarnados. Relato de sueños, pesadillas, vigilia de un artista, de un bardo entre bastardos. También a Stephen pretendían darle consejos. Escena interior, la de Los Sorias, sin esplanada ni parapeto ni mar circundando la bahía. No obstante, Laiseca acota ese interior con la siguiente frase: “Una pensión es una porción de tierra rodeada de agua”. A la leche recién recién ordeñada el yogurt con azúcar, a la bacía desbordante de espuma, espejo y navaja el jarro con pelos encarnados, no importa el tamaño de los pelos. Por Haines y Mulligan, Juan Carlos y Luis. Iseka anulará la tensión saliendo de esa frontera e ingresando a su tierra, como Kinch alias de Stephen -una letra en común- no dormirá más allí. Laiseca pone en marcha una gran variedad de decires: explicativo, informativo, descriptivo, sensorial, histórico, poético, musical, geográfico, emotivo, periodístico, espistolar, teatral, profesoril y radial entre otros. Estamos ante una novela cósmica, novela sobre innumerables aspectos de la experiencia humana. Publicado en el Diario La Capital, Mar del Plata, 22 de noviembre de 1998 |