Liliana Heer

Narradores

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©2003
Liliana Heer

Isekas Wake
Por Liliana Heer
Sobre el libro Los Sorias de Alberto Laiseca
Ediciones Simurg
Texto leído en la entrega del premio Boris Vian 1998,
Librería Gandhi



“El que roba a un pobre presta al Señor.”

Así hablaba Zaratustra



Leí algunos capítulos de Los Sorias siguiendo la enseñanza de Macedonio, la del lector salteado y afirmo, sin pretensión de originalidad pero con ímpetu performativo, que esta novela va ser objeto de interpretaciones y lecturas a lo largo del tiempo. Lecturas a vuelo rasante y bajo microscopio; ideal sería disponer para esta segunda práctica de una versión en C.D.

Por supuesto, no fue la publicación el primer acceso que tuve a este libro, fui oyente en varias oportunidades de algunas páginas en las distintas etapas del propósito fundacional -comienzos de la década del setenta- y participo con entusiasmo de su alumbramiento paradójicamente tan oportuno como tardío. Es indudable que al ser publicado un buen texto se vuelve aún mejor, un aserto que para Los Sorias, vale cuatro. De los libros que vendrán, éste es uno de ellos.

Novela partitura, planisferio, laberinto testimonial y enciclopedia de estilos. Cambiante y coherente como la cosmogonía onírica o la historia de las últimas décadas. Literatura colapso.

Un ingeniero narrante, agudo crítico de pequeñas conductas y macro realidades, describiente de cuanta materia, idea, vestigio o sombra de situación se precipita en la compleja dualidad en pugna; un narrador que habría ingresado con loas al prólogo de El Antiedipo; algo más que amante de la música, maestro en espectáculos de variados ritmos, reproductor de periódicos de dos países: Tecnocracia y Diputación Provincial de Soria; un ingeniero narrante, levanta los cimientos de esta epopeya cediendo el punto de vista con velocidad de meteoro a su protagonista, sin dejar su palco desde donde en singular o plural continuará el raconto.

El primer movimiento es el despertar de un Personaje:
El Wake de Iseka.
Personaje Iseka abre los ojos, es sábado por la mañana. Hay carne odiada al acecho: dos hermanos Soria comparten la habitación. Se escuchan diálogos, estampas de convivencia en su mísero esplendor. Los Soria son prefreudianos, opinan, aconsejan, proponen revulsivas críticas de pseudosalvadores. Pro- tectorado legañoso de sentido común. Iseka observa. En Los enemigos de pieza, Personaje aún no ha empezado a mentir -dice el narrador. Iseka evalúa, clasifica, compara, tiene claro su escaso poder: difícil tarea dosificar la violencia en tiempos de desprecio. Personaje oscila entre dos movimientos que exceden lo argumental: resistirse y ceder.

Realismo -el de este capítulo- a la medida de Martello Tower entre las ocho y las ocho y cuarenta y cinco del 16 de junio en Ulises. Desayuno de pelos encarnados. Relato de sueños, pesadillas, vigilia de un artista, de un bardo entre bastardos. También a Stephen pretendían darle consejos. Escena interior, la de Los Sorias, sin esplanada ni parapeto ni mar circundando la bahía. No obstante, Laiseca acota ese interior con la siguiente frase: “Una pensión es una porción de tierra rodeada de agua”. A la leche recién recién ordeñada el yogurt con azúcar, a la bacía desbordante de espuma, espejo y navaja el jarro con pelos encarnados, no importa el tamaño de los pelos. Por Haines y Mulligan, Juan Carlos y Luis. Iseka anulará la tensión saliendo de esa frontera e ingresando a su tierra, como Kinch alias de Stephen -una letra en común- no dormirá más allí.  
Exuberancia y condensación son los procedimientos dominantes en El Falso Bayreuth. Una cinta magnética comprime los mejores momentos de sinfonías, óperas, conciertos, cantatas y motetes. La aliteración paródica al orden del día. Intertextualidad, cita, referencias.

Laiseca pone en marcha una gran variedad de decires: explicativo, informativo, descriptivo, sensorial, histórico, poético, musical, geográfico, emotivo, periodístico, espistolar, teatral, profesoril y radial entre otros. Estamos ante una novela cósmica, novela sobre innumerables aspectos de la experiencia humana.
Arte de lo máximo.    

Publicado en el Diario La Capital, Mar del Plata, 22 de noviembre de 1998