Liliana Heer

Narradores

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Liliana Heer

Por una doble libertad
Atributos de la sustancia
Por Liliana Heer
Texto leído por los 10 años de la muerte de Libertad Demitrópulos.
Casa de la Lectura. Sábado 19 de julio de 2008



Fernando Pessoa, refiriéndose a la inmortalidad como a una ficción de los gramáticos, veía más vida en ciertas imágenes que habitan los escondrijos de los libros que en la realidad de muchos hombres y mujeres.

Libertad Demitrópulos cuenta al estilo de una epopeya los grandes combates y la noria de los actos cotidianos: magra latitud donde mientras el hombre presiona y arremete, la mujer luce máscaras para sostener un espacio. 

Máscara de soldado, puta o monja. La prostitución es un tema recurrente en algunas de sus novelas. Vírgenes engañadas, dulces entusiastas casaderas, esposas perdidas, hermanas en oferta, voraces gozadoras. La mujer porta en su cuerpo una mina de oro, riqueza náufraga en otra clase de intercambios.

En Un Piano en la Bahía desolación (1994), leemos: “Entre tanta prostituta inglesa con sus yes mister, I love you, my machou, ¡you ser carnudo?, oh beautiful, esta mujer (Eulalia, una monja que todas las noches se escapaba del convento) era distinta, natural, sencilla, más humana. Tenía su tono propio…tan especial era que el Gallego a tres meses de conocerla y convertirse en su rufián no había conseguido acostarse con Eulalia en tanto comprobaba que los clientes pagaban con gusto el arancel que él había fijado y que ella entregaba religiosamente…”

En Sabotaje en el álbum familiar -1984-, la autora cede el papel protagónico a la actividad de resistir. Circulan los legados del general Perón, de John William Cooke y del militante griego Pulakis. Es la india mataca quien sobrevive a los terratenientes. Novela pulpo: incorpora acción, memoria, tácticas y estrategia política.

La novela Río de las Congojas -1980-, también podría llamarse Río de la noche, se desarrolla en un territorio donde posible e imposible convergen a través de un realismo elíptico. Río de la noche larga del recuerdo alojado entre la brújula insomne y el dormir. Imágenes de la travesía de Juan de Garay, sus vanaglorias, los emparentamientos con la iglesia, con la monarquía. Todos los acontecimientos son expuestos como si se reconstruyera lo que aún no se ha concebido. Sus personajes al contar cuartean el lenguaje. La repetición toma innumerables formas, decires, sin embargos. Ningún estereotipo, sólo el sabor cotidiano de la ponzoña y sus armas, también los consuelos.

En la novela Flor de hierro -1978- (metáfora de las flores que los coágulos de sangre forman sobre el metal) igual que en Palmeras salvajes, setensionan dos temporalidades. El pueblo tucumano de Medinas y su sombra: la conquista de la tierra de los diaguitas por el fundador de encomiendas. En el presente de la novela, Demitrópulos muestra la miseria y el desamparo en el que viven sus habitantes. La única posesiónde Medinas es el Cementerio, depósito de almas de una localidad vecina que canjea sus muertos por agua. La identidad de los sedientos se define por el contrapunto de ciertos rasgos. Son pobres y orgullosos, humildes y altaneros, sufrientes y agradecidos, tan respetuosos de la grandeza como despreciativos de lo superfluo. Se rememoran las delicias del pasado y paródicamente hasta el opa del pueblo cree pertenecer a la estirpe del conquistador. El relato de la conquista es narrado en siete capítulos, abierto cada uno de ellos por una pregunta, cerrada la trama por el canto del amante y la mujer perdida: “Sabés, Violante?, teniendo alguna de esas flores suspirando en la espada, pensar en quien se ama era mirar, hasta el fondo, correr el agua de un río y esperar a que el río ahí mismo se detenga”.

Texto publicado en Página 12, Cultura y Espectáculos, domingo 20 de julio de 2000