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Caracoles de intuición Sobre Apuntaciones por estímulos poéticos de circunstancia
Vale mas no hablar la misma lengua Daniel Sibony
Sacar al sol de su gozne, descubrir la recurrencia de esta doble imposibilidad; el juego significante es, entre otros acontecimientos, un resorte, un conjunto de pliegues acechando aventuras. Sobre la roca de la permutación, Alejandro Pidello dibuja pasajes inauditos, chispas, fuegos animan el poder de lo escrito. Disfraza la letra de meteoro, de huracán, de oleaje mediterráneo. Apuntaciones por estímulos poéticos de circunstancia es un libro de ensayos sensible a las epifanías, a los acróbatas del movimiento textual. Un estrago voluptuoso que al expandir disemina el espesor de una visión, una lectura. Ritmo, punteo, tamborilear de conceptos. Marcel Arland hablaba de líneas vivientes puras hasta en los matices, puras en la virtud del verbo.
Escenas invertidas Viaje a través de los viajes navegando por el océano, por la ciudad, por la pradera de la imaginación. González, Gombrowicz. Gon Gom: n / m en versátil desafío. Conexión de lo separado, curva que vuelve sobre sí misma hacia un cruce anterior conectando nuevamente el complejo espacial. De ahí la idea de los espacios míticos como quiméricos, un recorrido que anima bifrontalidades, traza fracturas precedidas por el antecesor del discurso, el caos condicionante del recorrido. Así, el cursus, la ruta pasa por la disyunción originaria con sus morfologías de espectáculo. No se trata de elementos sino de operadores expresivos cuya función es vincular nichos aislados con uñas y dientes. “Me he preguntado si el Diario argentino no es en realidad un protocolo de combate para probar los límites de su convicción-camino, incluido el viaje al fin de la noche de la belleza de la inmadurez. Lo de argentino, en este caso, casi sería solo una precisión necesaria para definir el escenario de la puesta del protocolo de combate”, enuncia Pidello sobrenadando a Gombrowicz. A este interrogante, le suma otro: “No sé bien por qué, cuando Horacio González habla del tachero como “personalización picaresca de las relaciones sociales que vinculan tiempo, viaje y dinero”, no podía dejar de recordar esas fantásticas imágenes de La Nuit de Varennes de Ettore Scola, obviamente en relación con el viaje en ese gigantesco carruaje colectivo que llevaba a un talentoso viejo Casanova picaresco, que miraba y la pasaba lo mejor posible junto con Ettore Scola.” El Objeto y su devenir Cuerpo es lo que llena el espacio, Descartes. Cuerpo signado por Pidello en términos de cuerpo-poema, descubierto no por azar sino por necesidad. Se me ocurre poner en acción, como homenaje a Spinoza e indudablemente apostando al Norte de este volumen, el cuerpo-campo inmanente del deseo a través del horizonte creativo. Más allá de cualquier alusión a instancias de socavamiento o plenitud contra las maldiciones al deseo: la ley negativa, la regla extrínseca o ideal de trascendencia, el plan es Esse est percipi, ser percibiendo los soplos, el aleteo, la sombra, las vibraciones. “El cuerpo es el cuerpo. Está solo, región de gritos y ebullición. Matriz de la que surge el pensamiento”, afirma Artaud, artista que pesa y mide cada una de sus palabras, conoce los sentimientos que puede acoger sin peligro, pero sobre todo conoce hasta donde va y hasta donde todavía no ha ido. El cuerpo de este libro es causa, producto, tentación operando en y con la materia. Su contextura perfora niveles de realidad: letras, algoritmos, gráficos, referencias, fotografías, más un objeto audiovisual. Sus páginas exhiben el conectar, el conjugar, el perpetuar incesante del deseo. Lucrecio concebía la misión poético-filosófica en términos de contagio y penetración. El poeta no intenta convencer, no busca seducir ni agradar, inocula sus revelaciones por la fuerza. ¿Cómo no sentir un aura fellinesca cuando la nave va? El re-ser en Hamlet Estamos en Elsinor, entremos al castillo con sones de trompeta para escuchar “Zamba de mi esperanza”, mientras Ofelia en ensimismamiento lunar observa la escena viendo pasar pálidas alondras por la penumbrosa Dinamarca. En el encuentro de Pidello con la novela Hamlet & Hamlet, somos partícipes de numerosos recursos poéticos alimentados por oportunas menciones a films, cortometrajes, dichos, citas y humor + humor en dosis de erudición superlativa. Una suerte de remake del universo Shakespeare con desvíos circulares que llevan a pensar en el aserto de Nietzsche: “No existen los hechos sino las interpretaciones”. Algunas veces Gertrudis y Claudio parecen reyes de un juego de barajas, la corte agudiza esa impresión: rígidos, geométricos, arqueológicos. Dicen que es necesario que Ofelia se ahogue para que Hamlet esté un momento fuera de escena. Es necesario aludir al fosfato de aluminio y estroncio brillando como un boomerang en el poder de síntesis de Alejandro. El calor del color Reminiscencias, sentires revestidos de irradiaciones percutiendo abismos. Sangre nueva en tiempos por venir, cuerdas, guiños, filtros. Día tras día las franjas grises mueven todos los colores, decía Lezama Lima. A la manera de una performance Figura de Roberto Retamoso frente a un coro de 18 poetas. Editorial Artemisa. Doble imagen de A. Pidello: escenario y palco. Antes de la caída del telón se escucha su voz, concluyendo la ocurrente presentación: “Un modelo para armar la cultura de una ciudad literaria creadora, fantásticamente polifacética. La magia de transformar… Lo que sostiene Retamoso difiere de lo que sostiene Pereyra porque no ocurre en Lisboa y porque no es un drama”. La bella ciencia Onceavo mandamiento: evitar pesadillas La piel por el agujero de una cerradura Resultaría más simple describir el amanecer de una doncella recién bañada por su amante. Hacer foco en su rostro, mientras él, enceguecido de pasión atemperada, seca gota a gota el cuerpo de ella con una candela. Candles candles es una de las imploraciones que escribió James Joyce en Giacomo. Así, con tonalidades de encantamiento, inmerso en la voluptuosidad sintáctica de un lenguaje que no cesa de innovar, Pidello nos hace testigos de sus lecturas: herramientas inventadas para capturar misterios, escenas, series de “amor en blanco y negro”: La ciudad de las mujeres de Zulma L. Soza. Mediante hipótesis de originalidad “fellini-felina, reproduce versos de Victoria Lovell “si aquello que entreviste/ embiste/ al borde calla” porque “amor a muerte devora”, categorías de Ezra Pound, secuencias de Win Wenders y más. Una obra para leer en voz alta, un libro macedoniano. El tobogán de la mirada planea sobre Apuntaciones por estímulos poéticos de circunstancia convocando al aleph de lo simultáneo en prodigiosa relación texto poético / imagen cinematográfica iluminada por la “La ruta de los Kinepoemas”. Arriba, arriba, el combate sigue comenzando.
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