Liliana Heer

Poetas

<


©2003
Liliana Heer

Poemas en fuga 
Por Liliana Heer
Sobre De mujer nacido de Jorge Ariel Madrazo
Alción Editora



Indicios
Cuando la poesía está en foco, la libertad de entrever se expande; surgen construcciones, mordeduras, encuentros a veces precipitados, por momentos pretenciosos en afán de cifrar el infinito hormiguero de la “forma”.

Dialoguismo exilado, mezcla de conversación y efecto puente: aventura.
De vos, primer apartado del libro, narra el desgarramiento, la despedida final en contra fórmula: variaciones de un duelo nacido del yo poético.
De mujer nacido: la palabra, la risa, el adiós, la bienvenida.
Figura femenina emblemática: lengua hembra niña muerte.
Figura cuya presencia ausencia es el leitmotiv de casi todos los poemas. Inmediatez perpetua: amamantado el costillar en la embriaguez del dolor, el amor, la lectura, los amigos.

Al escribir, se distribuyen gérmenes. Se podría pensar –decía Barthes- que se distribuye una especie de simiente, se entra en la circulación general de las simientes. Madrazo lo sabe; sus poemas abren otros textos, escenas, recuerdos que a la vez constituyen la materia de su poesía. No pierde de vista el origen, la tradición poética de la que forma parte: acunadora intensidad, jadeante y rebelde parto de soles.

Hay una pregunta que es, en De mujer nacido, la primera:


“¿al oído
 aquel aire
 aquel
 nolugar
 revelarme querrás
 como quien
 juega?”

Sin solemnidad: una contraseña, el juego, su gesto, como un ensayo (secreto), tentativo, recurrente ante lo imposible. Sortear el instante del más luego, el compungir. Verbos cuya función es torcer el movimiento hacia delante y hacia atrás.
El dios de Delfos, quien siempre decía la verdad, nunca daba una respuesta directa, hablaba en acertijos para que al escuchar pudieran oír y no entender.


“y yo
 aprendiz de dios
 apenas un rabioso soñar:
 que mis manos
 igual a un palacio
 de arena
 en la playa del amor
 el milagro alzaran la
 improbable
 magia
 o -qué bello ¿verdad?-
 la pervivencia.”

De mujer nacido se compone de nueve apartados: De vos, Rumia, Fotos en sepia, Hijo de padre, Infancia, Eros, Tránsitos, Paroles y Envío.
Hasta aquí, la obertura de la cantata (del autor de los poemarios Orden del día, Espejos y Destierros, Blues de Muertevida, Cántiga del otro y Piedra de Amolar).
Vamos el recitativo:


“Hoy
 tu can Cerbero gruñe
 ante postrera puerta
                       sin apelación

(arder el verso
 saberte
 mortal)”

Opacidades y transparencias:
Basta hacer presión con un dedo para fijar un acontecimiento. “Sonríen ellos a la foto”, el cuerpo convertido en objeto, eclipse, mirada nutrida de referente inmóvil. Experiencias táctiles, ópticas, serie de shocks, colisiones y, en la encrucijada Gardel y el sonido del clarinete de Cootie Williams: tango-jazz.

Cito leves variaciones deliberadamente autoplagiarias, que exhiben un operativo de traducción dentro de la propia lengua:
Antes, bajo el  título: sólo la voz, a través de una elipse, Madrazo introducía al cantante:


“Un cantar despojado (así dijiste) de
 tales inútiles ornatos parís apostura
 ....
 Esa voz sólo con pujos de
 silencio sólo
 su crucial lloro en gardel
 transmutado!”


Hoy, en este libro en el que ningún poema está titulado, el primer verso incorpora a Gardel y eso posibilita, con mínimas (esenciales) alteraciones, un tratamiento directo del mito.


“Pedías a Gardel
 un cantar despojado”

 y concluye, entre paréntesis, dilatando la cadencia:
 
“(sólo esa voz con pujos de
 silencio
 sólo

 su crucial lloro
 en mito transmutado)”

De Rituales
Escogí algunos versos de distintos poemas -todos en clave de Si- mediante el uso de una lupa macedoniana. Favorecido el salto.


“Si estallan de improviso
Si un negro arco-iris calcina
Si Emily Dickinson/ te llama/ desde arenosa tumba
Si es musical la fuerza/ que hace girar al mundo (Eugenio
Montejo)
Si a esto llamas/ “ruidos de la noche”
Si no te aterran los ruidos de la noche
¿Si esto que usted designa vida/ fuera sólo indiscernible/
confusión de fragmentos, sílabas/ secretas?
Si en la sucesión de fotos/ en lo trivial o confuso te guiña
cierto indicio/ y tu índice   inquisidor se detiene/ igual que en
un film cuando/ se haya ido o dormido aquel/ operador
Si se horrorizan todos
Si miras a tu alrededor/ el banal ajetreo de luces y de/
sombras”

Esta sintaxis poética, la cláusula condicional disparada como arpón, insta a la conjetura, a la emoción del suspenso sostenido. Desde un código aparentemente clásico, guardando el semblante de una escritura sometida a ciertos imperativos estilísticos, Madrazo diversifica el espectro de lo posible teniendo la precaución de mantener incompleta la figura. Sus recursos varían: reitera en el mismo poema la primer parte de la frase condicional hasta viciar la espera conclusiva o, mediante paréntesis que tienen el carácter de “un enigma en clave oculta”, elude lo unívoco del significado para multiplicar el sentido.
En el poema central (cuarto en octava) de Fotos en sepia, evoca la voz de una soprano. Sometido el sistema sensorio al work in progress. Homenaje al poema musical Visiones de Massenet, homenaje destinado a subrayar el rostro oculto de la coda “estoy triste siento frío”, mediante un verso que rompe la mimesis espejada en lo temático:


 “Ose alguien amada o
 lector
 suponer que por ello fue
 la de Massenet
 una música triste y fría   o al revés
 cálida fue
 por compensar desazón o
 pesares”

Poemas en fuga hacia varios centros. De mujer nacido combina la herencia poética con una visión política que intenta rescatar al  hombre del freeze frame del aislamiento, el desamparo. Intervenido el género tradicional por el rasgo y su contracara: apropiación de ritmos, ruptura mediante pequeños antídotos erosionantes.
El diminuto pesar asfixia. El dolor -bien definido por Nietzsche- es también una alegría, genera dones. De ahí, tal vez proceda una elección de Madrazo vuelta estilo: escribir el dilema del arte en instantáneas, cuadros de momentos compartidos, estampas que aluden a noches de lecturas, fatalidad y lujuria. Poemas dedicados por el autor a quienes con él vivieron instantes de sombra, de luz.

Texto publicado en Suplemento Cultura, Diario La Capital, 6 de febrero de 2005, Mar del Plata.