Poetas
©2003 |
La historia no es el lugar de la dicha
Esta publicación reúne todos los libros de Basilia Papastamatíu menos uno, cuando ya el paisaje es otro, Premio de la Crítica por el Instituto Cubano del Libro, 2008. “ ríe triunfal en el espectáculo de guerra “el sueño imposible de las armas”, un destino que no repetiremos jamás, fiesta que empezó para no terminar, la de los muertos gloriosos en un reposo sin fin...”, (SOLA. Dónde estábamos entonces). Sutil y a la vez preciso, por la misma razón incontrolable, estilo del sí y del no, altibajos que precipitan secuencias de innumerables vaivenes, incluyendo el fracaso, las ruinas, el deterioro. Hay ruptura, crispación, lo alto y lo bajo se despliegan en medio de aseveraciones desmentidas con tintes irónicos, suavemente paródicos: “Mi amor me espera, estamos en el oscuro y frondoso fondo de mi jardín, el jardín de mi corazón, sobre el que vuela majestuosamente es un día como pocos, el mejor día de mi vida, espero la llegada entretanto me agrada conversar con usted, es un verdadero placer, usted posee todas las virtudes, todos los atractivos que yo, desde hace tiempo mi búsqueda había resultado hasta ahora infructuosa, me lancé entonces a viajar, a conocer otros mundos, otras regiones …" Escritura que vuelve. Una extra ña epifanía condensa el instante y el encuentro que vendrá, la fuga. Exterior e interior se conjugan dividiendo lo real en transparencias, dilatando la deriva mediante blancos cuyo efecto parece reforzar una certeza tanto como crear un nuevo circuito en el que una sucesión de simultaneidades impera. La grafía, incisiva visión de un universo alternado, adopta distintos recursos, muta con el hacer de los años y vuelve a mutar, minúsculas, paréntesis, guiones largos, falta de puntos, presencia de comillas. Una noción clave en esta obra es el exilio, conceptualizado fuera del tratamiento habitual, vuelto otra escena, distancia, “bendita geografía que nos aleja y nos pierde”. Este tópico -exilio- marca diferentes poemas, convoca el desprendimiento fugaz en dirección a la nada, con pie en la nada, el abismo, la pérdida de lazos, de creencias, de entusiasmo. Lengua atravesada de nomadismo, poseída por la atracción del vacío: “Aquello que fui aquí yace ¿Sería preferible soñar? Porque nada volverá atrás” (AQUELLO QUE FUI, Desechos del paisaje). La voz de la autora erosiona varios mitos, entre otros el mito del tiempo, contempla “la hipotética vida” como un duelo. Fatalidad blanca. Fatiga, voz persistente, deshabitada. “quieren medirse con la razón El drama de la razón surge desprovisto de épica, su majestad carcomida entre guiones, rozando las costas del engaño, del placer. Orgullo primitivo que una y otra vez aparece transformado en mandato, malestar instantáneo del decir y lo dicho. Poesía situada en un espacio que mina los gestos ingenuos. A través del uso adverbial y las intervenciones gráficas propicia cercanía, proximidad a la enunciación discursiva directa. Persistencia en denunciar la falsedad de los ideales. “El pasado solamente – gravemente ante la muerte
al atravesar el muro – la memoria hasta el hartazgo… pensamientos hasta el hartazgo – los suspiros de la razón en este trance” ( 8, De las églogas de Gracilazo de la Vega). Supongamos una creación bajo amenaza de convalecencia, advertida de la embriaguez primera, conservando la plenitud de una amarga certidumbre, consciente de la criminalidad sin error, apasionada por el ansia de testimoniar el fracaso de los sueños: “hemos vivido cubriendo de belleza tanto engaño / con la urgencia del placer / abusando de la realidad / y adorando la mentira…” Imaginemos el estar dentro de sí superpuesto al estar fuera de sí, con la fe encendida en el descenso -impulso que socava el paulino aliento salvador “Algún día hemos de llegar, después sabremos dónde”- y estaremos próximos a concebir el último poemario de Basilia Papastamatíu: cuando ya el paisaje es otro. |