Liliana Heer

Poetas

 



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©2003
Liliana Heer

 

 

 

Cuando ya el paisaje es otro
De Basilia Papastamatíu
Editorial Argonauta / La Lengua Viperina

Umbrales de oscuridad
Por Liliana Heer

Supongamos una creación bajo amenaza de convalecencia, advertida de la embriaguez primera, abierta a la plenitud de una amarga certidumbre, consciente de la criminalidad sin error, apasionada por el ansia de testimoniar el fracaso de los ideales:”hemos vivido cubriendo de belleza tanto engaño / con la urgencia del placer / abusando de la realidad / y adorando la mentira…” Imaginemos el estar dentro de sí superpuesto al estar fuera de sí, con la fe encendida en el descenso -impulso que socava el paulino aliento salvador- y estaremos próximos a concebir este poemario compuesto de siete movimientos.

YO EN LA HENDIDURA

Basilia Papastamatíu escribe una partitura del vacío -espacio homólogo al eco de una forma sin centro-, construye el fracaso del soñador imprimiendo a la historia el adjetivo dolorosa, para desde el inicio agotar la entropía, antigua retórica del callejón con salida. Un adjetivo como atributo mayor es también horizonte del deseo, lazo secreto. El yo del poema se regocija en el abismo, dibuja y a la vez disuelve la solemnidad del motivo.
“al no cumplir su destino de héroe y no haber sabido / entonar el himno triunfal de la patria / como frágil e inerme ave / se desplomó”.
El encabalgado subraya una pausa sintáctica, vibración en la membrana compartida por la prosa y la poesía. A partir de la continuidad de tópico, mediante correlaciones libres, la historia se vuelve “popular”, el vicio de la palabra resiste al despojo, el héroe retorna con imagen fingida, insisten las dudas acerca de la verdad.

LAS BUENAS INTENCIONES

Imágenes pobladas de búsqueda, mil formas de nombrar el núcleo intenso de la experiencia. Escritura alterada en su cifra por ritmos repentinos -efecto de repetición disonante. No se trata de una toma de conciencia sino de una toma de visión, interpelar, animar al recuerdo de la fe y su falta. Cuerpo a cuerpo múltiple de cara a lo herido, perdido, juzgado, desafiando la intemperie del tiempo en la usina de tiempo.
Sutil y preciso, por la misma razón incontrolable, estilo del sí y del no, altibajos que precipitan innumerables vaivenes, incluyendo las ruinas, el deterioro. Hay ruptura, crispación, lo alto y lo bajo se despliegan en medio de aseveraciones desmentidas con tintes irónicos, suavemente paródicos. Si pureza, entonces ruptura; el pensar pensando la traición, lo nebuloso del devenir -escamas en la chimenea del mundo. “Dañados por la idolatría, sin pasión ni cautela / avanzamos en medio de la penumbra / convencidos de que la razón nos abandonó”. El singular alienta una hilacha de luz, “estar aquí refugiado….O de pie junto a mi ventana…Buscando una buena razón para vivir”. Después de haber abrevado en lo íntimo, el significante “razón”adquiere valor de señal, recupera fuerza aún cuando persevere en “la migaja”.

ES EL SABOR DE LA ETERNIDAD

También, el sabor cercano a lo invisible de la designación. La letra enuncia otro pronombre; la segunda persona desenmascara el temblor de la primera reuniendo en su sonoridad lo semiótico de la lengua. Es el más breve de los siete movimientos -compuesto por tres acordes: “Alma de mi alma, ahora estamos solos tú y yo…// Abandonemos pronto sus aguas fétidas…// A favor de qué causa con qué válidas armas a despecho de quiénes…/ pero te animarías a abandonarla?” Un hermetismo asordinado lucha contra la cosificación del poema, evade el riesgo de convertirlo en mercancía.     
En el prólogo de este libro a la edición cubana, Sigfredo Ariel hace referencia al corpus extraño de la obra de Basilia Papastamatíu. Musicalizado por sesgos que escapan a categorías tradicionales, en palabras de Severo Sarduy: “No se trata de una simple superposición de materias, de texturas lingüísticas, sino de una organización, de una estructuración de las mismas para formar un texto nuevo y libre”.

INVOLUNTARIO DON

Las múltiples correlaciones, los ritmos afines a un amplio espectro de vivencias, siguen paso a paso la transfiguración de lo privado y lo político, interrogan la hiancia divisora, sugieren como quien escribe en el agua: lo privado es político. Sin omitir el peso camaleónico de cada vocablo, sus pliegues, los matices. “No actuamos sin embargo por pesadumbre/ ni   por desesperación/ serenos, complacientes/    en este país de espinas/ cedemos paso a la derrota…” Arte pleno de audacia en lo oscuro que es alba y mediodía, atardecer y noche. Cielo negro. 

POR LOS ÁSPEROS CAMINOS

Los poemas de los tres últimos movimientos llevan de título versos que hacen zozobrar: ESTE ES EL DÍA - AMO A MI PATRIA HASTA MORIR – EN SU PASIÓN POR EL EXTERMINIO – IMPULSADOS POR EL HASTÍO. ¿Acaso la mano exprime sangre de cuervo, acaso posee la virtud de violar cualquier figura? Los nudos se transforman en protagonistas “quieren conquistar sus almas/ borrar su ceguera/ darles la felicidad/ que no pidieron/ que no pidieron.” Doble negación reveladora de un duelo lingüístico original, inesperada repetición de la diferencia en acto. “no quedará de nosotros más que el polvo siempre el polvo”. Acentuado el significante “polvo” no sólo por la recurrencia sino por el infinito “siempre”. Una puñalada certera en dirección al vacío.

ALGO ESTALLA EN NUESTRA MENTE

Cuando ya el paisaje es otro contiene numerosos epígrafes. Voy a mencionar solamente uno de O. P. “son los tiempos no los hombres”, sello que precede al primer poema de esta serie. “Una última esperanza…”, lugar donde se cruzan lecturas posibles del presente y el pasado, infinitud del código poético reconstituyendo al sujeto que juzga. “Por la hermosura de aquellos tiempos incómodos/ caímos en el vértigo, caímos en la trampa.” Secuencia de emoción compasiva, mezcla de nostalgia sin patetismo con vuelta de noria a la fe en salto de registro.

PORQUE SON GUERREROS Y SIEMPRE SERÁ N
LOS GUERREROS

Hiato en el campo de la historia -universo del poema y poema del universo- ahí donde se quiebran falsos equilibrios dando lugar a la escondida simulación. Avance aventurado de pensamientos rapsódicos. “De su breve presente sospechamos el final / Y lo que hay detrás de ese final”. Figura que revela una intuición que excede la derrota y la victoria COMO EN UNA TREGUA INFINITA.       

Cuando ya el paisaje es otro, escritura que vuelve. Una extraña epifanía condensa el instante, el encuentro y la fuga. Lo exterior y lo interior dividen el acontecimiento en transparencias, dilatan la deriva mediante blancos -recurso frecuente desde sus primeros libros- cuyo efecto parece reforzar una certeza tanto como crear un nuevo circuito en el que impera la simultaneidad. Una vez más, Basilia Papastamatíu atraviesa la fronteras del decir y del no decir, minando gestos ingenuos. Una manera de afirmar: cualquier destino es condición, nomadismo del lenguaje, olvido incesante.