©2003 |
La comedia de los panes Memoria de cámara oscura Cuando más riguroso es el pensamiento, Hacer letra con derroche contenido, percibir suelo firme y forzar el absoluto con áspera calma: disolver, discurrir. En estos poemas danzan encrucijadas omitidas por ligereza, insensibilidad, también por reniegue. Estos poemas alientan vértices desesperados de exaltación, esa virtud de poner en caja los resortes miserables de cualquier intento ingenuo, frecuente, fallido de llamar poesía a lo que resta. Al fin enmudecer de espasmo. Al fin la inmediatez gravita. Qué importa si el referente, las figuras, los cortes, el palimpsesto. Lloré y reí leyendo esta comedia trágica. “Fue como si nada, sin que faltara lo peor.” Hay enigmas desencadenados sin peaje. “Como el ojo preso a la pared Es cierto, Laura Klein. “Dije: no quiero envejecer entre oprimidos.” Marcas simples. “Fue que yo estuve viva el año de la humillación.” Y volverá el “yo” -como paso de muleta en un personaje de Brueghel- para resaltar indiferencia, acentuar pequeñez, altivez, distancia. “Yo, que no era lo que ahora… Había imaginado otro final para el comienzo…” Se precisa coraje para no ser gato escaldado y continuar.
“Fue que yo estuve viva y no sé cómo. Vuelve, como el ritornelo de la estepa polaca: “Una lesioncilla tengo Un niño en la oscuridad, presa de miedo, se tranquiliza canturreando -diría Deleuze. Toma impulso -parece decirnos Klein- para enterrar el miedo hasta que estalle. Pero un día, su endurecido cerebro escucha a la muerte reír y en lugar de taparse los oídos, ese cuerpo menos frágil porque ha vivido más, saborea que falte menos. “La lesioncilla no me impide pensar Cuando algo se iguala a la materia, se pudre, florece para podrirse más. Entonces, es posible suspender falsas apariencias -diría Artaud. Una simple oración: Que el muro aplaste el rumear. bastardos del pensamiento “nubes de gritos, desiertos sépticos Oh sarta de escrúpulos, lagrimón herido -mitad mosca-mitad cadáver-, gloria de lo sumergible improvisando rezos. ¿Qué hacer con el sudor de los males raíces? Chorrean condena a paso de pavo, hasta llegar al umbral donde la melodía da a luz un lucro nuevo, voluptuoso, estéril como ángel de lupanar. “guíanos por esa traba con el amén en los labios Si imagen designa la superficie del cuerpo, “el día sin” es la eficaz palanca que redime la acción. Mientras tanto, el punto opaco resplandece, el órgano supremo convoca al ritornelo a reincidir. Un poema en el otro precede postergado, acuña reglas, anticipa amorosos atractivos de una lógica que transforma el sonido en lo que es. La cancioncilla salta por encima del pentagrama y engendra veneno dulce, tan dulce que ya no se distingue del vacío. “¿cómo era? ese estribillo La magia verbal de Klein actualiza la tradición poética del Viejo Testamento, anuncia -con desprecio mallarmeano- el acoso pornográfico del odio y la amargura. “¡largo de aquí! “ -continúa el poema en tono de agitación, de manifiesto. Lengua frontera agiganta poder, contraataca modales oficiosos. “pide aturdirse y le dan Bajo cualquier disfraz, a la vista costura de naufragio. Asoman hilachas, libre un extremo, libre y listo a mortificar sueños, listo el: persevera, perderás. el poema de la leche “cavan en la arena maestra una ubre llena Expresar es anterior a poseer, nacen alaridos veloces a marcar dominio de morada. ¿Ruinas en guerra? Ruin pendiente de senos rebanados, boquiabiertos, percudidos por labios insaciables. Maculada concepción, en su capricho reparte con soltura granizos de espanto. Ninguna simetría, a cada cual el pedazo de una anatomía irredenta con plan fijo separa las mitades, acerca la pelvis a la nuca y reúne extremidades discontinuas. Problema de composición. “oh bonanza ciega : nadie apacigua Liliana Heer,7 de Diciembre, 2011
|