©2003 |
Salmodia Por Liliana Heer Fotografías de una
mujer alegre, libros, papeles, carpetas, el desorden de alguien que se mueve en
el espacio como si el espacio fuera un cuerpo. Así me amó. Estoy desnuda y actúan mis reflejos. Él murmura en voz baja mientras suspiro, hace de mi agitación un ritmo, lo contempla, le cautiva. Crío palabras no pronunciadas, las repito, utilizo mi boca para sofocar el desenfreno. Otro espesor corre por mi sangre: de arena, de agua no vertida. Pasan soldados a caballo, soldados con armas, las herraduras golpeando, crines al sol. Todos los músculos en vilo. El cuerpo: alas, multitud, exhalación, infierno. Rozan mis pezones sus vellos color cobre. Una brisa. Nado hasta el fondo del mar. Después supe que la mujer de la
fotografía solía contarle que los hebreos poseían un instrumento de cuerdas
cuya forma está perdida y sólo conservan el nombre: Macul. Fragmentos
adulterados de Frescos de amor (Editorial
Seix Barral, 1995). Pags. 53/ 54
Texto publicado en
Salamandra Página literaria Nº 1 Invierno 2008
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