xx |
Liliana Heer
Textos
<
©2003
Liliana Heer |
OTAKU - おたく/オタ
Por Liliana
Heer
Hago girar un objeto cóncavo, convexo, tridimensional, una caja de resonancia.
Mis cuerdas vocales se apresuran por emitir una palabra que escasea,
retenida como un insecto de alas breves, ¿tímido o muerto?
Me someto al terrorismo de esa pregunta, lo hago parcialmente,
sin engaño descarado, es decir, la omito.
Dibujo un signo de dos trazos, uno vertical con empuje descendente en espira,
cruzado por forma de ave volando hacia quien. Tiro suavemente de un extremo
pero resiste, se niega a soltar apéndices, pide menos, pide más.
Hago equilibrio por no espejarlo y aún así mi mano tartamudea,
se une al movimiento anterior, repite: una vez, dos veces, seis veces.
¿Si le agregara una exclamación gritaría?
Las preguntas que empiezan con Si, fingen deponer armas.
Le creo a todos los Si, camino por un campo floralmente minado,
camino a ciegas.
Debería saber: en los ideogramas hay maneras diversas de expresar desafueros.
Contra las sílabas, el amortiguamiento de la gracia,
nostalgia por las islas bienaventuradas,
trueque de escribiente sin máscara, miríadas de incitaciones.
Littera nascinur: por la letra nace lo ignorado, el suspiro, esa tregua de convenciones.
No saber tiene sabor a primera infancia, voraz, indiscreta, sedienta, fatal. Es mirar los ojos de la madre. Reír, no sólo recordar una expresión o recorrer vestíbulos del pasado.
Mi madre en sueños
viene. ¡Hay no la ahuyentes,
oh cruel canario!
Kikaku
No saber es estar ahí en zozobras, ni desnuda ni vestida.
En enaguas.
Las usaba de pequeña, muy blancas con bordados de color a una palma del ombligo. Tenían diversa textura, algunas satinadas, otras ásperas, brillantes, sedosas.
Ninguna fabricada por los gusanos a quienes veía comer hojas de mora
y fatigarse. Transparent green.
Cuando crezcas viajaremos a Japón.
Durante años esa frase fue un inmenso tambor de cristal poblado de metamorfosis,
el universo con virtud de producir clics.
Una primera mariposa
voló en círculos a mi alrededor,
y ahora ¿hacia dónde habrá ido?
Autor anónimo
Intento nuevamente, imagino un globo, un dirigible cubierto de graffiti.
Aerolito lanzado al cielo por los hombres, diría Saint Just
conversando con Sade en La tierra baldía. No de Eliott, de Omote Akira.
What is it about?
Fantasmas dialogan con vivientes.
Hay un monje, un monarca, un Delfín, un coro.
Al ver la obra pensé: a mí también me gusta esa figura,
obrar de rey, tratarse como impostor,
vivir en el misterio de la doble naturaleza.
Me gusta cuando Luis XVI pone límites a la noche cráneo ano del mundo
mediante una fórmula simple: huevo que empolla un huevo que empolla un nido.
Me gusta un rey en el teatro, en monitores de video, en un back lit.
Simpatizo con ciertas sombras sumergidas en la reiteración milenaria
saltando cordeles de luz.
Acto puro de sol naciente.
Texto Publicado en la Revista Tokonoma no. 14, mayo de 2010
|