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Reseñas de Ex crituras Profanas --------------------------------------------------------------- Las herederas de Eva --- Semillas de Eva es el título de la nueva colección exclusiva de narradoras que Editorial Fundación Ross ha incorporado recientemente al mercado lector. Como punto de partida, la narradora rosarina Gloria Lenardón, responsable de la serie, despeja prejuicios: la colección “no intenta excluir ni hacer especialmente tangibles escenas de género sino que desea investigar mejor una franja de la producción literaria global”. Está claro que, aunque objetivamente no se nos remita a una búsqueda de género, hablar de franja de narradoras es hablar de un cuerpo textual turbulento, durante siglos dominado y relegado, pero también cuerpo insurrecto capaz de abrirse paso en terreno prohibido a golpes de persuasión y talento. Ríos de tinta han dado cuenta de esta realidad. Hablamos nada menos que de las herederas de Eva, mujer hundida en el misterio de la leyenda, quien señaló claramente el camino al morder y degustar el fruto interdicto que abría nada más y nada menos que el acceso al conocimiento. Nadie puede desconocer, aunque las cosas lucen hoy muy diferentes, que el trayecto andado hasta aquí fue difícil y que restan aún arbitrariedades a desarticular. Tal vez por esa razón Noemí Ulla ha dicho en una entrevista reciente para Página/12 a propósito de Semillas de Eva: “Yo creo que a las mujeres les sigue costando publicar, por eso es bienvenida esta colección de narradoras”. La misma certeza que impulsa a Angélica Gorodischer a escribir en “El sueño de Hipócrates” que todo hubiera sido diferente si tantas mujeres sabias no hubieran sido carbonizadas en la hoguera, o a Liliana Heer a desgranar la parábola de la Niña a quien el Tutor encerraba en un sótano oscuro, lugar inhóspito, donde ella a pesar de todo barría lo oscuro y entonces “el tiempo de lo visible, el ciclo que roba la voz fabulada y atesora sonidos iniciaba su expansión”. Tal vez sean necesarios aun muchos gestos como esta colección para resguardar la pasión oculta. Y si aceptamos con Italo Calvino que “la fascinación de una colección reside en lo que revela y en lo que oculta del impulso secreto que la ha motivado”, es posible intuir en este espacio textual impulsado por la editorial rosarina un modelo de salvaguarda de la letra a veces opacada o perdida, quizá porque la sombra proyectada, sombra patriarcal tan apasionada como excluyente, desvanecía en la nada la página que la mujer escribía.
Quizá la pasión escondida en la intimidad de estos libros tentadores que caben en una cartera o en un bolsillo, remita tercamente a la voluntad transgresora que la mujer ha heredado del gesto de Eva. Pero no sólo vemos lo que se oculta. También lo que revela: originalidad, calidad y variedad. Libros de factura impecable, realizada por el diseñador Damián Vezzani, y cuyo logo, creado por la artista plástica Michelle Siquot, evoca la semilla portadora de vida, semilla que el aire esparce y siembra como esparcen y siembran su escritura (su pasión) en el mundo, las narradoras. Semillas de Eva, explica Gloria Lenardón, “almacena variedad de contenidos, de tonos, de formas, porque pretende armar como un gran mosaico con lo que piensan las mujeres en los comienzos del siglo XXI. Muy, muy fragmentariamente, de otro modo la colección sería infinita. Cuando se habla de colección se habla de un imposible, de algo quimérico, y en este caso también de desorden, el desorden como algo que trastorna, que elige la sorpresa en vez de un rigor que pone límites estrictos. En la colección nos vamos a encontrar con autoras muy valiosas y conocidas y con otras desconocidas y valiosas que valdrá la pena conocer”. La primera entrega presenta títulos de cuatro brillantes narradoras argentinas: “El sueño de Hipócrates”; de Angélica Gorodischer; “Ex crituras profanas”, de Liliana Heer; “En el agua del río”, de Noemí Ulla y “Acerca de Dios (o Aleja)”, de Luisa Valenzuela. Libros breves que garantizan una mejor periodicidad. La editora Silvina Ross apoyó este proyecto que permite la publicación simultánea, iniciando una serie que contempla, en el futuro próximo, dar cuenta de la nutrida franja de escritura que define hoy la narrativa de mujeres en Argentina y Latinoamérica.
¿Biblia profana? ¿Libro de almohada?
¿Libro para tener a mano sobre la mesa de luz? Todas y cada una
de esas especies. Extraño libro palimpsesto, reescritura. Dentro del aire se ha movido el aire,
dice el acápite de Pasolini, anuncia el énfasis que
remueve y reinstala lo dicho con anterioridad. Fragmentos de Bloyd, Ángeles de vidrio, Repetir la cacería, Pretexto Mozart,
entre otros. Y sin embargo este libro es otro. Es una promesa que
excita el deseo de la lectura, cada uno de los dieciséis libros
obra sobre la voracidad del lector. Cada amanecer Bloyd relata diferentes historias intentando incorporar sus palabras a los sueños, dice el narrador y Sonia, depositaria de sus palabras que no podía creer que la historia fuese una novela,
renueva el estado de fascinación de quien escucha. El
interés se sostiene aunque no haya tramas lineales sino
sólo comienzos, o finales, o consecuencias, o detalles; mapas, agudezas extrañas, prudencias extrañas,
como apunta Nicolás Peyceré en la contratapa. La realidad
ha sido perturbada y el deseo de conocer el porqué, el para
qué, el desarrollo que configura la narración tradicional
quedan siempre intactos al no ser satisfechos. Casi un juego
erótico.
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