Liliana Heer
Hamlet, prestame la bufanda

Contratapa
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Entrevista
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©2003
Liliana Heer

 

 

 

 


Entrevista a publicarse en la revista libro HISPAMÉRICA
Liliana Heer responde las preguntas de Adrián Ferrero

¿Cuáles fueron tus comienzos como lectora? ¿Vienen, regresan al presente el impacto de alguno de ellos, sus ecos? ¿Recordás alguna escena de lectura en tal sentido?
Tempranamente aprendí que los hechos pueden ser objeto de varias lecturas. Así como Akutagawa confiere a cada uno de los personajes de Rashomon un relato distinto del crimen, comprobé que una misma situación podía ser vivenciada de diferentes maneras.
Hay tonos que vuelven, no solamente retornan sino están presentes, por ejemplo, el ritmo en Crimen y castigo. La subjetividad con la que Dostoievski narra la deriva de Raskolnikov, me subyugó siendo apenas una púber. Paso a paso transmite cambios, hace vivir la deriva con un simultáneo suspenso. Estando en Saint Petersburgo, repetí ese itinerario tomando fotografías desde su departamento por la orilla del Neva hasta la casa Museo del autor.
Algo similar me produjo Flauvert. Bouvard et Pécuchet fue un texto de cabecera en mi adolescencia y hace pocos años resolví introducir fragmentos ficcionalizados del Diccionario en mi libro Tijeras. Américo Cristófalo escribió la contratapa, lo cito selectivamente: “Las tijeras no dejan de evocar una techné. El delicadísimo arte del corte, la afirmación de una discontinuidad, de una incisión. Tenemos ante nosotros un libro hecho de piezas separadas. La suma de ellas, si se reconstruyeran las conexiones necesarias, podría resultar en una vasta novela en la que entrarían en relación Néstor Sánchez, la llegada de un circo a Berlín, Perón leyendo Zaratustra, el parto de Carla Greta, las pisadas del sereno de un frigorífico, una serie en la que los copistas flaubertianos se demoran en lecturas, lances amorosos, conversaciones grotescas, desilusión y tristeza … Cada una de estas escenas podría entenderse como el destilado radical de una historia, la condensación de una novela”.
Por supuesto, Joyce siempre me acompaña al igual que Shakespeare. Dublín, París, Trieste, Londres, Elsinor, han sido escenarios, formaron parte de mis tramas.

En este presente que transitamos ¿qué experiencias estéticas sentís que fueron definitivas en tu vida? Me refiero a artes, porque también tenés formación en cine; has escrito guiones que han sido realizados, has escrito teatro, la obra Ubi sunt y, más recientemente, tu poesía en colaboración con Guillermo Saavedra. Agregaría, en otra vertiente, tu formación psicoanalítica.
Cierto rasgo aventurado me posibilitó ser actriz mientras cursaba la carrera de Psicología en Rosario. Múltiples lecturas: teatro poesía, novela, dosis de films, viajes con especial adicción a recorridos pictóricos y escenográficos, facilitaron mágicos encuentros. J.C. Martini Real, Ana Arzoumanian y Guillermo Saavedra lo prueban.
Si me enfoco en hoy, diría: siento al presente como una caja de resonancia. Tu pregunta, me permite transmitir una experiencia absolutamente actual. Se refiere a Hamlet – Prestame la bufanda, un poema teatral donde espontáneamente se fueron articulando palabras, imágenes, sonido, recuerdos. Voy a transcribir un fragmento del mensaje que envié a Jorge Dubatti –quien escribió el prólogo— ante el interrogante acerca de los móviles de esta comedia de reconciliación.  “Hace tres años, en Chicago, nació la historia. Estaba en el Millenium Park, en el centro de la escultura de Anish Kapoor. Mis ojos palpando la inmensidad espejada. De pronto, me pregunté si algún libro me había producido una sensación equivalente. Sin dudar, respondí: Hamlet.  Asombro: conjunción de variables operando al unísono. Si bien el nombre de la escultura es Cloud Gate, popularmente la llaman The Bean. Fertilidad en cierne: dejaría crecer la semilla. No hay última oportunidad, un antojo se revela invadiendo. A partir de entonces, ansié convertir la tragedia de venganza en una comedia de reconciliación. Poco a poco, como en una pista de patinaje, fui combinando ritmos entre la obra de Shakespeare, mi Hamlet & Hamlet y el texto “Bunraku - Un Hamlet japonés”publicado en Tokonoma. Pensé en una pieza breve, interminable. Mejor que nada termine. Continuará dicen algunos comics –rescate de solitarios. Seducida por no saber lo que iría apareciendo”.

Tu poética plantea toda una serie de referencias teóricas y abstractas, de fusión entre lenguajes estéticos diversos, de innovación, investigaciones creativas, con referencias inter e intratextuales, por citar solo un caso. ¿Acordás conmigo en que todas estas fuentes desestabilizan a las poéticas convencionales?
El fenómeno creativo es un inmenso cuerpo vibrante, tiene innumerables tentáculos que transforman las vivencias. Hay una alquimia instantánea entre música, poesía, imagen, silencio. Los límites artísticos se desvanecen, van incorporándose. De pronto, cualquier estímulo opera de disparador. Es indispensable privilegiar la intuición, no traicionar el deseo. Blake lo enuncia así: Quien desea y no obra engendra peste.
¿Sentís que cuando escribís estás combatiendo con el lenguaje, procurando hacerle decir el máximo de significados y de sentidos, como afirma Noé Jitrik en una entrevista que le hice? En tal caso, ¿en qué consiste esa batalla? 
Conversé varias veces con Noé sobre este tema. Él sostenía que lo característico de todos los comienzos es la dificultad, porque al principio era el Verbo. Yo más bien entiendo el comienzo como un convite, una aventura, algo inaugural aun cuando no sea la primera vez e implique diversas encrucijadas; se parece a enamorarse, es un estado con altibajos más y menos complejos, intervalos puntiagudos con renovado entusiasmo.

¿Durante la etapa de elaboración de un texto literario ¿preferís no leer, leer poco o leer textos que no tengan nada que ver con él en particular?
He tenido diversos momentos. Durante la escritura de algunas novelas, leer me apartaba de escribir, entonces resolví no excederme. Por supuesto, trabajando sobre Joyce, Shakespeare y Macedonio Fernández me impregné de sus escritos, al punto de memorizarlos (sin premeditación) para acceder a diferentes estilos, jugar con ellos en el sentido mallarmeano.
Si tuviese que dejar un legado, elegiría estos tips: Remarcar con carbón de leña las vértebras del relato/ Escribir con la técnica de apertura de los abanicos/ Escribir para volver a sentir el asombro alegre de los primeros tiempos, cuando el torniquete de la precisión aun dormía y en cada historia alguna frase pertenecía al acertijo como la nervadura del hierro a los vitrales.

En tu caso me cuesta, te lo confieso, hablar de novela, cuento, ensayo, poesía… dado que sos alguien que, precisamente, paradigmáticamente, busca romper convenciones literarias, hacer estallar las taxonomías tradicionales, las clasificaciones y formas de catalogar una biblioteca. Esta persecución obstinada en la innovación ¿irrumpe de modo espontáneo o es el esfuerzo de una búsqueda de modo incesante?
No percibo una necesidad de innovar, poseo una tendencia espontánea a distanciarme de facilismos. Lejos estoy de pretender algo escribiendo, es un trabajo elegido. Me da placer encontrar formas nuevas, releer lo escrito hasta sentirme cautiva de esa maquinaria. Conquisto tiempo blanco, dedico horas y horas con más o menos arrecifes navegando hacia rumbos inesperados. Es posible que la clave resida en poner acento en la escritura, el milagro del sonido, no solamente la persecución del sentido.

¿Reconocés una ficción oficial frente a una ficción subterránea que se está formulando preguntas radicales a medida que se la escribe? ¿Te sentís parte de una tradición?
Tal vez podría relacionar esta pregunta con la anterior. Siento influencias del grupo Tel Quel y su teoría de las prácticas significantes: literatura=poesía, lingüística, lógica, filosofía, psicoanálisis.
Tununa Mercado dio una conferencia en la Biblioteca Nacional bajo el nombre de “Las raras” en la que me incluyó junto a tres escritoras: Laura Klein, Alicia Kozameh, Elsie Vivanco. Nos describió como “especímenes singulares dentro del panorama de la literatura argentina, con una rareza no obtenida por voluntad sino por una renuncia a pertenecer a un conjunto que sancionaría para bien o para mal esa condición peculiar”.

¿Sentís el cuerpo cuando escribís? ¿te olvidás de él cuando lo hacés? ¿y cuando leés?
Mientras leo o escribo, percibo mi cuerpo en otra dimensión. Lo siento de mi lado, sensible y dispuesto, sin pedir nada. Si escojo alguna equivalencia, la más cercana es la de estar viajando con instantes de sorpresa: iluminaciones. 

¿Detectás puntos de contacto entre el psicoanálisis y la literatura? Pensaba en el relato clínico y el relato en el campo literario, si bien uno se realiza en un campo epistemológico concebido como una ciencia y el otro como un arte.
Sí, sobre todo mientras me desempeño como tutora con los estudiantes de la Maestría de Escritura Creativa. Ser psicoanalista resulta esencial en muchos momentos. Visualizo las dificultades y si bien no interpreto, busco la forma de intervenir para que los estudiantes puedan atravesar obstáculos.

No quisiera sacarla de contexto en esta conversación, pero en una entrevista que te realizaron declarabas que en el panorama literario percibías “ignorancia teórica”. Lo dijiste respecto de una falta o una ausencia desventajosa o incompleta en el caso de un productor literario. ¿Sentís que el impacto del discurso teórico resulta primordial para pensar la ficción? ¿qué aporta y qué desventaja comporta su vacante?  
Siempre es mejor ser consciente de la ignorancia, no serlo es una notoria desventaja.

Hay autores que naturalmente se pasean entre tus creaciones. Respetando su singularidad, arriesgaría a Macedonio Fernández, James Joyce, Franz Kafka y Shakespeare, entre otros. Has hecho una apuesta poderosa en torno de sus poéticas para una relectura ¿percibís continuidad con ellos? ¿son nombres faro para tu ficción?
Tengo además otros faros sobre los que escribí textos o incluí sus voces en mis libros. Borges, Arlt, Di Benedetto, Diamela Eltit, Susana Szwarc, Camus, Faulkner, Desanka Maksimović, Michel Tournier, Herta Müller, Peter Handke, por nombrar algunos. Realmente constituyen mi familia elegida.

¿Qué momentos recordás con mayor intensidad? ¿Podrías referir algunos de ellos como hitos en tu trayectoria? 
Me llevaría semanas armar el tejido al que tu pregunta alude, Adrián. Recuerdo innumerables momentos. Puedo sí, rescatar la emoción paulatina que experimento por sostener una vida ficcional acaso más verdadera que la vida misma.

Con Juan Carlos Martini Real realizaron un trabajo de ficción crítica en torno de James Joyce, Giacomo. El texto secreto de Joyce (1992) ¿Estabas en un estado de mucha fascinación por él? ¿de qué modo se armó definitivamente ese libro bilingüe, dicho sea de paso?
Giacomo constituyó una suerte de iniciación. Desde 1985, me reunía frecuentemente con J.C. (así le gustaba ser llamado) para seleccionar las novelas que formarían parte del Premio Boris Vian. El compartir lecturas nos llevó a escribir varios textos publicados en diarios y revistas, entre ellos “La guía erótica de la literatura”. Una tarde, a comienzos de los 90, resolvimos prestarnos los cinco libros preferidos de cada uno: Giacomo era de ambos. Inexpresable la intensidad de recorrer la obra completa de Joyce, sabiendo que encontraríamos referencias, citas textuales de ese texto oculto en todos sus libros, incluso en Finnegans Wake.

 

Liliana Heer (Esperanza, Provincia de Santa Fé, Argentina, 1941). Escritora y psicoanalista. Publicó: Dejarse llevar (relatos, 1980), Bloyd (novela, premio Boris Vian 1984), La tercera mitad (novela, 1988), Giacomo- El texto secreto de Joyce (ficción crítica, en coautoría con J.C. Martini Real, 1992, 1997), Frescos de amor (novela, 1995), Ángeles de vidrio (novela, 1998), Repetir la cacería (nouvelle, 2003), Pretexto Mozart (novela, 2004), Ex-crituras profanas (antología personal, 2007), Neón (novela, 2007), El sol después (novela, 2010), Hamlet & Hamlet (novela con ilustraciones de Miguel Rep, 2011). Participó en la selección, montaje y escritura de Imágenes de lo barrial -Aportes para la convivencia (fundación hábitat y salud mental, 2011), Macedonio. Para empezar aplaudiendo (pieza teatral con 25 prólogos, 2014), Diario de viaje de Pretty Jane (poemas en coautoría con Guillermo Saavedra, 2016), Capone en Septiembre (poema,2018), Tijeras (metaficción 2020), amor aleja (poema en coautoría con Guillermo Saavedra), Hamlet. Prestame la bufanda, (poema teatral, es su última obra agosto 2023). Dirigió, junto al psicoanalista Arturo Frydman, las “Jornadas de Literatura y Psicoanálisis: Autopistas de la Palabra” en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (desde el año 2002 al 2014). Sus textos fueron traducidos al inglés, italiano, francés, alemán, portugués y serbio. Es directora de Tesis en la Maestría de Escritura Creativa-UNTREF. www.lilianaheer.com.ar

Adrián Ferrero (La Plata, 1970) es Doctor en Letras por la Universidad Nacional de La Plata, donde trabaja. Escritor, crítico literario y periodista cultural, publicó narrativa, poesía, investigación y una compilación temática de narrativa argentina contemporánea en carácter de Editor, Desplazamientos. Viajes, exilios y dictadura (2015). También, Sigilosas. Entrevistas a escritoras argentinas contemporáneas (2017). El libro obtuvo por concurso un Subsidio del Ministerio de Cultura de la Nación para su publicación. Se vio beneficiado con tres becas bianuales de investigación de la Universidad Nacional de La Plata y un Subsidio para Jóvenes Investigadores, también de su Universidad, todos ellos por concurso. Artículos académicos de su autoría fueron publicados en revistas especializadas de varios países.  Obtuvo premios internacionales y nacionales