Liliana Heer

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©2003
Liliana Heer

 

 

 


Prólogos

PRÓLOGO, EN FORMA DE SHOW IN PROGRESS
Por Nicolás Peyceré

Prólogo, diluido, entre aplausos, plagiado, expurgado, alba, y niebla,
de lo que está delante y lo lejos, después, una noche fatigosa, del
Teatro. Y Vico se convencía de que los cielos se continuaban, y de las
categorías de los temas para continuaciones. Y seguía Hölderlin en
un verso: “Pero lo que perdura lo regalan los poetas”.
MACEDONIO, el que toca la guitarra, con ímpetu, redoble, y trenza
las cuerdas, y media, luego dice:
De un autor en agotamiento.
De una regresión al yo.
De la página 155, coloca lo posible en la esencia del mundo.
De su oratoria trivial.
De delirio, ensueño, demencia, en intensidad comparables a las
sensaciones.
Oh, no tan pronto hagas
De mí un ausente.
DISCÍPULOS, o simplemente llamados Funciones, donde a veces,
la borrosidad rodea sus singularidades, donde a veces son netos,
y dicen: Por fin increen, desdeñosos. Identifican instituciones. Hacen ritornelo.
Intentan objetivar. Informan a los espectadores. Dependen del
seso y del exceso. Zurcen la sombra al poema. ¿Con risa equivocada?
Los niños de tres años aprenden el No. Los japoneses no saben
el No. Los intelectuales son amateurs. Los genios son elásticos. Tantos
morir destinos de los actores. La oscuridad fue antes de Dios.
Risas. Estirarse costumbres de actor. Lo que termina es breve. El
viento arrulla. Traje blanco puede ser la muerte. Ocurrencias todas pueden
ser costuras. Tac tac tac bajando la escalera. Sopa de letras. Niñez
y política, desechada ab initio.
Y pensar en la voz de Xul Solar, fina de líneas, fina de colores de
penumbra.
Y en la voz de Vanina Muraro. Oh, la imagen de la página 101.
Y en los nombres de autores de antes: William James, Eduardo
Egger, Manuel Peyrou, Miguel Schapire, Lily Laferrere, Homero
Manzi, González Tuñón, Norah Lange, Jauretche, Güiraldes, Gómez
de la Serna, Enrique Villegas.
Y sentados en el hotel esperando la coda y el alba, upavamos, taquivoy,
no teno forma ni limiktes, ra’periexpándome nel cosminoche
infinito do too es; etc.

Una coda anuncia el alba.