Contratapa ©2003 |
Reseñas de Ángeles de Vidrio --------------------------------------------------------------- Un lugar aparte --- Los personajes centrales de Ángeles de vidrio unen sus destinos en algún punto de ruptura: la familia, el trabajo, el orden doméstico y ciudadano. El lector asiste a la disolución de los saberes adquiridos sin que de estas páginas escape una pizca de sentimentalismo. Los auténticos sentimientos atraviesan todas las convenciones impuestas por las costumbres, parecen decir ellos. Hay, sí, el doloroso trabajo de parto de un lugar aparte, casi sin modelos. Leonor, la protagonista, deja su pueblo y viaja a la ciudad "para desaprender enseñanzas". Comienza a trabajar en un bar, donde conoce a Raquel, una joven prostituta. Hacen un pacto: le presta su virginidad, mientras ella atiende a sus clientes. La novela se abre con una escena emblemática: Iván, "un loco", rompe el espejo del bar donde trabaja Leonor. Ella es expulsada por no impedirlo. Iván se hace cargo de su soledad y la lleva a vivir con él y con Ruth, su madre. Después, esa familia adoptará también al hijo de Leonor, fruto de una fugaz relación con el hermano de Raquel. Mientras todos buscan reacomodar sus existencias a una convivencia sin planes, el "loco" Iván, que "salvo por ciertos rasgos es igual a cualquiera", comienza a preparar una obra de teatro con "los dos gordos", que junto a otros excluidos, funcionan en el relato como una suerte de gigantesco caleidoscopio. La novela, finalmente, reserva un lugar central a un falso predicador convertido en asesino serial. El criminal 0'Connor era un cliente que Raquel y Leonor habían atendido juntas. Tenía la particularidad de exigir la lectura de La Biblia para copular. En el juicio que Leonor sigue obsesivamente por televisión, es el defensor del asesino quien argumenta: “Reinos inconciliables: ciencia y religión han sido las causas que lo precipitaron al desvío de la ley. En él converge lo opuesto a todo lo aprendido”. Cada capítulo, con títulos sugestivos o metafóricos: "Dio Boia", "Fluctuatio Animi", "Tamiela", "Cover", es el espejo trizado del viaje iniciático de la protagonista. Flashbacks captados por una cámara fija frente a la cual los personajes danzan. Un travelling circular a la manera de Francois Truffaut en su clásico Jules et Jim, con la inolvidable Jeanne Moreau, filme y protagonista que son recurrentes en la memoria afectiva de Leonor. Estos ángeles de vidrio exigen del lector una participación activa en el desciframiento de sus claves de apartamiento -a veces de algunas escrituras, si no canónicas, consagradas por otros circuitos más o menos exitosos-, y de otras certezas de orden moral. La nueva obra de Liliana Heer viene a reafirmar la justicia del premio Boris Vian -uno de los más prestigiosos de Argentina-, que se le otorgara a su novela Bloyd en 1984.
|