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Reseñas de Ángeles de Vidrio --------------------------------------------------------------- Ángeles de vidrio --- Liliana Heer. Norma. 131 páginas. "El espejo agrietado de un sirviente", dijo Stephen Dedalus hablando con Buck Mulligan en el Ulyses. No es la apreciación de Stephen acerca del arte irlandés lo que interesa destacar aquí sino la imagen joyceana que resulta evocada ante Ángeles de vidrio. El material concreto, cortante, se multiplica y con él las imágenes que proliferan a lo largo de los retazos de historias que van componiendo el relato. Si tuviéramos que hablar en la novela de Liliana Heer de una figura dominante podríamos decir que es la esquirla, y que el texto es una conjunción de esquirlas producidas por el golpe que desencadena la trama. En ella subyace la pregunta -y esto también tiene que ver con la referencia a Joyce- de cómo narrar hoy la vida común y a la vez singular, cómo decir de la complejidad de los personajes medios, cotidianos, que se mueven entre sus deseos y aceptaciones en un mundo parcelado, a medias comprendido. Respuestas tentativas, como la de la protagonista, Leonor, al tratar de afincarse en una situación que denomina "caos sin consecuencias nefastas", son tal vez una forma de resolución que implica arraigo, supervivencia y también procura de ciertos placeres como el de la sensación física de la presencia de su hijo, el niño que al iniciarse la historia no ha nacido todavía, cuyo padre es una especie de accidente y cuyo crecimiento es una sucesión de tanteos y manifestaciones en medio de un escenario móvil: el de la obra de teatro y los continuos cambios que Iván, suerte de padrastro, introduce en la obra que esperaba algún tipo de representación. La esquirla como figura y los fragmentos como emergencias en el interior de cada uno de los trece capítulos que componen la novela, se mueven según una lógica de continuos desplazamientos que atraviesan todos los niveles del texto, desde lo anecdótico: traslados de la protagonista, mudanzas, ensayos, hasta los tramos de la historia donde se pasa levemente de un lugar y un tiempo a otro: "Sólo si mira las nubes puede pensar que está lejos: ella y Kevin caminan por la arena...". También desplazadas son las relaciones entre los personajes: el pacto entre Leonor y su amiga Raquel mediando el fantasma de la virginidad, la maternidad de Leonor y su unión con Iván, el grupo familiar como un nido de palomas en el que las obsesiones especiales de cada uno tienen como fondo común la tangible y carnal realidad del crecimiento pre y post natal de Kevin. Además de referencias a filmes -Jules et Jim-, actores y el teatro, hay una zona de pasaje o relación, donde las imágenes muestran con mayor nitidez el cruce de alusiones ficticias y de recuerdos, cuando se trata de ver, en la TV, al envenenador que Leonor y Raquel conocieron en sus raras sesiones de prostitución. El acto del reconocimiento de ese hombre -O'Connor, antiguo cliente que exigía la lectura de la Biblia en los encuentros carnales carece de espectacularidad. En cambio pone en marcha una acción continuada que se vincula con la transición entre lo observado y lo vivido, entre lo visto en televisión o cine y lo visto en cuerpo presente. Porque todos los deslizamientos corporales que se cifran en la herida no cerrada alcanzan un grado de exasperación en el discurso de 0'Connor, asceta, religioso y asesino, en una profesión de fe en el pecado transmitida por TV. El olvido que amenaza la historia de 0'Connor tendrá como contrapartida el despliegue de los que de un modo u otro se han involucrado en la escena. Un estremecimiento aumentado recorre los tramos finales de la búsqueda: las citas religiosas, los interrogantes éticos junto con las formas de la representación, en el espacio carcelario o el de la obra. Nuevamente, como ese caleidoscopio que en un momento deja ver las caras de todos los personajes, éstos y los lugares son susceptibles de intercambios: la obra en la cárcel, la cárcel en la casa, la casa en la obra o "Vientre celda y morada, lugar donde transcurrimos, habitación japonesa con tabiques móviles: todo al alcance de la mano".
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