Liliana Heer

Contratapa
Prólogo
Primer capítulo (castellano)
Primer capítulo (portugués)
Ilustraciones
Epílogo
Presentación

Reseñas


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©2003
Liliana Heer

Presentaciones de Hamlet & Hamlet

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Escuela de la Orientación Lacaniana
Noche Abierta, 8 de agosto 2011

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Todos los Hamlets, tu Hamlet
Lucía Blanco

“Mi anhelo era escribir una novela Ágape en la que teatro, cine, artes plásticas, psicoanálisis, filosofía, ingresaran sin codeos. Encontré en Hamlet un resorte para torcer el cuello al cisne de las convenciones literarias” dijo: Liliana Heer.

Y sí, lo lograste. Sabiendo que no se puede hacer Hamlet sin romper huevos (juego por homofonía entre Hamlet y omelet. Hommelette. (Lacan, Sem.6)
Para llegar a la meta no hay que atropellarse y el buen agujero es ese del que se escapan cosas.

Entonces, una componenda de citas, en el doble sentido: frases y encuentros.
Una política de coordinación de acordes, hacerse acompañar, pasajes generacionales .Este libro está dedicado a Ulises y Guido, al menos tres generaciones en danza, con malabares o sin ellos. Un libro de cuentos, con dibujitos…
Esa libertad que es del mismo género que la miseria voluntaria, cierto despego.
Una manera de tratar el estado de deuda, cordial, aprovechando el Viento Sur, ese que permite discernir.

Se sitúan diversas versiones, diversos formatos. Derroteros: El film finés Hamlet va de negocios, buena recomendación, de cómo se pasa de cisne a pato de goma. El revés del cuentito: Patito feo.
 También la obra de teatro: La máquina Hamlet, de Müller, con la puesta de Barberis. Con strip- tease, mezcla de engaños, burlas y desnudeces.

Hamlet revisitado, con lo que guarda de ausencia, cualquier visita. Y el duelo, forma de revisionismo que sustituye al proyecto de venganza. Excluyendo el remordimiento, salvo por lo que no se ha hecho, aún.

El epígrafe de Paul Valery dice: “Hamlet no sabe bien que hacer con todos esos cráneos. Si los abandona ¿dejará de ser él mismo? Su espíritu atrozmente lúcido contempla el tránsito de la guerra a la paz, ese tránsito es más oscuro, más peligroso que el tránsito de la paz a la guerra: todos los pueblos se sienten turbados”.
Valery consideraba que quizás la paz era ese estado de cosas en el cual la hostilidad natural entre los hombres se manifiesta en creación, en lugar de destrucción como en la guerra.

En el Seminario: El deseo y su interpretación, que es el Hamlet de Lacan, él se pregunta ¿cuales son las vías del acto, qué se cumple in extremis luego de una rectificación del deseo? Y sostiene, sin ambigüedades, que las creaciones poéticas engendran creaciones psicológicas
.
Este libro de recorrido flotante, en zig-zag, se desliza entre nosotros y nuestra alma. Between her & her. Es un libro que cree en el espacio virtual de la espectralidad, le habla a los fantasmas desde un lugar de experiencia y de lazos de filiación, se dirige.
Derrida considera que Hamlet es obra maestra, porque es nueva siempre, se parece por definición a la manera de los fantasmas, entonces escribe su Hamlet: Espectros de Marx.
Lacan recomienda agregar a los valores de cambio y de uso, los valores rituales, cosa que piensa que tal vez Marx olvidó.

Hamlet &Hamlet nos propone ponernos entre generaciones y colocar bisagras al tiempo fuera de quicio.
Los goznes elegidos esta vez, fueron invitaciones a escribir: prólogo, epílogo, contratapa, dibujos…
En el prólogo Laura Cerrato encuentra que por arte de birlibirloque, los numerosos sentidos que las disciplinas y escuelas han leído en Hamlet, están el sin sentido y el Sentido. Y nos acerca un decir de Roberto Juarroz  “Ir hacia arriba no es nada más que un poco más corto o un poco más largo que ir hacia abajo”
En el epílogo, Jorge Dubatti, sitúa la re-escritura como principio de teatralidad. Y sienta en este caso un puente isabelino-sudamericano. Se puede no ser padre, tío, abuelo, hermano, pero no se puede no ser hijo.

En la contratapa, Silvia Hopenhayn acepta la huella de un cruce gozoso y celebra este Hamlet en el tiempo, este Hamlet en vivo.

Los dibujos de Rep, los Hamlets de Rep. El de afuera, con estilete de helado fuego y una calavera tuerta. El de adentro, de boca en la nuca, boca dislocada.
Todo sobre un fondo amarillo, de cuando el amarillo era un color noble, amarillo inspirado en el techo del taxi de su padre: un Valiant 2.
El libro está publicado por la editorial Paradiso dirigida por Américo Cristófalo, y es un gusto. En el diseño de tapa nos encontramos con un ET. El nombre del libro aloja un signo que es ligadura en sí, combinación del diseño de dos letras E.T, éste per se, se encuentra también en la palabra  et- cetera.

Hamlet & Hamlet es una ofrenda que al decir de Heidegger, consiste en dejar al otro aquello que le corresponde como propio.
Misión cumplida, Liliana Heer. Let it be.

Jorge Chamorro
La breve intervención que voy a hacer sobre este tema y sobre el texto de Liliana que me evoca una serie de cosas. Mi clave, porque no hay una sola clave, mi clave para leer esto es HAM sobre HAMLET. Y quería contarles, mi lectura del texto de Liliana.
Lectura enmarcada en el psicoanálisis: texto sobre texto muy enmarcada en la resonancia que para mí tiene en el psicoanálisis. Porque para el psicoanálisis, el texto del paciente sobre texto de la interpretación tiene un riesgo, el riesgo es el metalenguaje; y la alternativa al metalenguaje psicológico, explicativo del analista, es la escritura. Esto, además del texto mismo en su experiencia literaria, es para mí casi un ejercicio de formación, de no deslizar las intervenciones del analista sobre el fondo, de hacer una metalengua sobre el texto del paciente.
 En esta ocasión Hamlet. Liliana en el texto, a mí me enseña como hacer una escritura en lugar de hacer un metalenguaje. Entonces, escritura o metalenguaje.
 Roland Barthes lo formula así: “leer es escribir”. El asunto es que para el analista: “leer es escribir” se escribe en el texto del paciente y se inscribe en la subjetividad del paciente y en su cuerpo. O sea que esta escritura al mismo tiempo no se hace libro. Lo interesante del planteo de Liliana es que “leer es escribir” se escribe en un libro. Ojalá el paciente fuese un libro, tendríamos una verificación concreta de esa escritura. Nosotros tenemos que hacer procedimientos para ver qué se escribió, cómo se escribió y las consecuencias. Esta lectura es una lectura que me permite formular qué le hace Liliana con su texto al texto Hamlet. Y me parece que le hace cosas, como es obvio cuando uno lee un texto y escribe un texto sobre el texto. Surgen dos posibilidades: o el travesti argentino y occidental o el travesti japonés. Me inclino por el travesti japonés; según este texto de Roland Barthes que se llama El imperio de los signos: “El travesti oriental no copia a la mujer sino que la significa. No se impregna de su modelo sino que se separa de su significado. La femineidad se da a leer no a ver, su traslación, no trasgresión, el signo pasa del gran papel femenino al quincuagenario padre de familia, es el mismo hombre pero donde empieza la metáfora”.
O sea que ubicaba el texto de Liliana en esta perspectiva, perspectiva que después Rolan Barthes la va a llamar Japón, a esta extracción de signos que hacen una escritura distinta del texto. Y quería poner HAM sobre HAMLET, que es algo que Liliana hace con el nombre de Hamlet, y ya no es meterse con el texto sino con el nombre del personaje, lo cual ya es más radical. Es escribir una metáfora de Hamlet poniéndole Ham, es decir tocar casi el ser de Hamlet, ya no es lo mismo que tocar el texto de Hamlet. Es interesante leer en esta clave y en este algoritmo algo que con la letra, con la escritura, Liliana le hace al texto de Hamlet pero me parece que el extremo de lo que le hace es cambiarle el nombre; o sea haciendo una metáfora del propio nombre mutilando o cortando o creando un nombre nuevo. Por eso para mí, no es lo único que le hace, le hace varias cosas, pero una de ellas que me gustó como sonaba es HAM sobre HAMLET. Ha nacido un nuevo personaje que tiene la marca de HAMLET en su HAM pero tiene LET borrada y este es un nuevo personaje, un nuevo escrito. Todavía no lo he podido profundizar, pero empecé a hacer un trabajo sobre cuál era la relación entre HAM y HAMLET. Siguiendo esta lógica: serán buenos amigos, personajes antagónicos. Me preguntaba, si Liliana en el texto, en ese rasgo que tiene Hamlet que es la vacilación o la inhibición del acto, no lo sometía en el texto a los condicionamientos que le permiten atravesar la vacilación, o sea HAM decidido por ser el sujeto de una pasión versus HAMLET inhibido de su acto. Digamos, hacía un juego en ese orden, con esa hipótesis que Liliana le hacía hacer. Con su escritura ya le hacía algo, y con el contenido de su escritura constituía un HAM que se diferenciaba de HAMLET en que se dejaba condicionar por los condicionamientos y no se resistía al acto por razones. Entonces, querría hacer una brevísima cita para mostrar algo que probablemente no sea cierto, pero como insinuación se podría llegar a leer. La experiencia de lectura del texto de Liliana, uno inmediatamente ve tocada, la idea de una captación global. O sea, en lo que el texto nos dice no hay captación global, hay captación particular.  Por eso mi idea con el texto de Liliana es extraer frases, partes, e ir constituyendo lo que en psicoanálisis se llama Simthome y en el texto se llamaría un hilo que nos permite seguir a HAM sobre HAMLET, ese sería el movimiento. Dice Barthes con respecto del texto mismo que podemos tener la alternativa abarcativa o reduccionista. Me inclino por la reduccionista, reducir quiere decir elegir algo de una totalidad de frases. Nos inclinamos a la segunda, que implica la extracción de frases y la formulación de un escrito final a partir de las frases recortadas. O sea que ahora yo me sumo, Liliana le hace un movimiento a Hamlet y yo le hago otro a Liliana. Es decir, le extraigo algunas frases e intento hacer una nueva frase que dé cuenta de lo que extraje del texto. El que lee es el que escribe, algo de este movimiento.
El circuito de los primeros capítulos del texto, deja a mi entrever un sujeto conducido. Después me puse a leer Hamlet de Shakespeare y el sujeto conducido en Hamlet, por lo menos si tomamos los primeros movimientos, no es un sujeto conducido. El de Liliana es un sujeto radicalmente conducido y sometido a ciertas condiciones. El otro da miedo, le da miedo a una mujer, los padres y todos dicen que se defienda de esa intrusión de Hamlet, etc. Es un sujeto activo que va contra el otro, va hacia el otro. Y el sujeto Ham, para mí es un sujeto condicionado, llevado por ciertas cosas. Cito las frases donde leí esto: “El juego con la hora del encuentro domina mis pasos, los posterga”. Se trata de satisfacer un imperativo.  Este ser escrito se plasma en el acto mismo del texto como en el contenido, pero dice para subrayar “envuelto en las redes del infortunio”, y finalmente un “bacilo” determinante que se llama vengar. Es decir, hay una determinación bacilística que lleva al sujeto en su camino, en principio sin vacilaciones ni luchas. No hay lucha contra el bacilo, contra el bacilo uno es llevado, para presentar a un hijo que jamás desoye las intervenciones del padre. Esfuerzo por combatir –dice- al héroe trágico que hay en él. Es decir, para mí el dibujo que hace Liliana, si lo ponemos en este sector, es el héroe trágico inexorablemente conducido a su destino versus el héroe vacilante que inhibe sus actos y sus definiciones. El bacilo tocará también el nombre del propio Hamlet para convertirlo en Ham dando lugar al nacimiento de un nuevo texto El príncipe HAM. HAM es el nombre de ese nuevo príncipe pero encarna asimismo un nuevo texto. De HAMLET a HAM.
¿Qué es un autor? es la pregunta que a mí me planteaba esta formulación. Esta pregunta se responde no desde la biografía sino desde el texto mismo, como sabemos. HAMLET dirá: el mundo esta fuera de quicio, que haya nacido yo para ponerlo en orden; o sea Hamlet se posiciona del lado no de estar envuelto por un bacilo sino de poner en orden el mundo. Algo en la dialéctica, lo que podríamos llamar un sujeto pasivo HAM, que va llevado a su destino como héroe trágico del lado de alguien que quiere poner en orden al mundo. Aunque este no sea el destino final de HAMLET, me refiero a este recorte que hice.
También será un peligro seductor del que habrá que defenderse, en este primer movimiento de Hamlet, enajenando tu corazón o abriendo el tesoro de tu castidad a sus desenfrenadas impertinencias, dicen de Hamlet de Shakespeare. No noto ningún desenfreno en HAM, más bien es alguien tomado por un bacilo que es llevado. No veo desenfrenos en HAM en este primer movimiento.
Si HAMLET se organiza alrededor de una vacilación en cumplir el mandato, HAM realiza el fantasma del cumplimiento del mandato. Dirá al final: “¿Cuál es tu mayor vicio?” Y dice HAM: “Horadar como un gusano las ideas”. Horadar las ideas que son, que es el obstáculo de HAMLET, la razón y las ideas.
Hasta ahora hemos concebido la literatura como un arte del autor y no como un arte del lector, dice Roland Barthes, no se trata de buscar el sentido de la obra, no hay tal significado último, la obra no se detiene, no se cierra, no se trata de explicar, ni siquiera de describir. Es decir, es allí, de una forma muy corta una hipótesis de lectura que apunta fundamentalmente a distinguir un texto HAMLET de otro texto HAM, y esbozo, insinúo algunas de sus diferencias. Eso es todo.

Noé Jitrik
Cuando Liliana me invitó a hablar sobre el libro -presentar es otra cosa, presentar es un desafío de tipo taurístico, es enfrentarse con el toro de lo diferente-, pensé en cuidarme de mirarlo como la doble personalidad de Liliana me lo exige, como psicoanalista y como escritora. Tuve que cuidarme, es posible que mi cuidado haya sido fallido pero de todos modos hice lo que pude. Y en este momento, al ver el dibujo, la ecuación o el algoritmo, inmediatamente pensé en algo que fue caro al maestro que ilumina estas paredes, que fue la distinción saussureana significante / significado. ¿Cuál sería el significante en este algoritmo y cuál el significado? No es quizá la barra como quería Lacan; Lacan pone eso muy hábilmente, se saca el problema de encima, pone en la barra el significante. Pero cuál sería el significante y el significado. Por ahí pienso que quizá todo ha sido un enorme gran juego de Shakespeare, una gran burla de Shakespeare que el algoritmo que presenta Jorge Chamorro a mí me lo pone en evidencia, y es que HAM en realidad quiere decir jamón, y LET quiere decir dejar, dejen el jamón. O sea, el significado de todo esto sería esa extraordinaria indirecta, esa impensada burla acerca de la tragedia. Si lo que es presentado como tragedia podría ser visto como comedia desde otra perspectiva. Digo esto simplemente para señalar que he escuchado con mucha atención el razonamiento de Jorge y que digamos, interactúo, interactúo como puedo. Contrariamente a lo que suelo hacer, que me dejo llevar por las asociaciones y por la improvisación, lo cual me ha costado, he tenido que pagar muchos precios, escribí unas páginas sobre el libro de Liliana. Estas páginas empiezan, no con un bueno tradicional de los discursos de presentación: “Bueno, vamos a hablar…” y con un agradecimiento, sino sencillamente -bueno, no tan sencillamente, va a ser complicadísimo-, la verdad es que les ruego que me tengan paciencia, que no se irriten conmigo, que no me tiren tomates ni huevos, tomates podría ser, huevos no.
Mencionar a Shakespeare a propósito de un libro que trae en la tapa la palabra “Hamlet” sería tan previsible que sólo serviría para dar vergüenza. Pero ése no sería el riesgo mayor si se trata de entrar en ese mismo libro y si el movimiento de entrada viene acompañado por una actitud de respeto: el riesgo mayor podría ser, si uno renunciara a leer, el desencadenamiento de una catarata de comparaciones que no porque es inútil deja de ser trivial y socorrida; por ejemplo si el Hamlet que vamos a leer se parece o no, poco o mucho, al que ya hemos leído y que tanto nos ha enseñado sobre la confusa índole de lo humano. Forma parte de ese Shakespeare que, como se sabe, ha sido impiadosa y fecundamente despedazado así como reconstituido en innumerables citas que parecen ilustrar casi todas las situaciones que los vicios y las virtudes humanas han podido generar y lo siguen haciendo:, su Hamlet  lo muestra estridentemente. Ese Shakespeare: es, como lo fue desde que inscribió la primera palabra, un enigma, cómo pudo comprender tantas cosas, ese vendaval de situaciones que componen lo poco que sabemos del alma humana, no por ser tragedia ni comedia ni poemas sino por una especie de milagro que nos sigue acompañando como al desdichado Hamlet el fantasma de su ofendido padre.
Pero no es de eso que el libro de Liliana Heer trata: si por momentos envía a lo que habíamos visto o leído en tan augusto autor, su texto camina también en otras direcciones, va a lugares “que tienen que ver”, con nosotros, con las posibilidades de la literatura y, en un registro aún más profundo, con el espacio literario propiamente dicho que suele darse por sabido pese a que poco se sabe acerca de ello aunque mucho se diga y se actúe como si se supiera.
Y, ante todo, primera respuesta a lo que ofrece un texto entrecortado, espaciado, en el que las frases están distribuidas en un sucesión pautada por blancos semejantes a precipicios, como si en sus finales las frases se precipitaran al vacío y enseguida remontaran en nuevas formulaciones: ecos, resonancias, reminiscencias, velados homenajes en una suerte de caricia verbal a escritores recuperados, nombres que no fueron exterminados por la literatura. Fulguran de pronto, atraídos por el pensamiento, un Trejo o un Sánchez que, hay que decirlo, no fueron Heer en lo que propusieron pero alimentaron de algún modo a Heer, se siente ese calor. Heer los trae como quien dice a colación y la colación, que puede ser un oportuno refuerzo, es también, por cómo y dónde se produce, un momento de recogimiento laico en una existencia dedicada a lo sagrado, me refiero a la poesía.
¿Y qué es lo sagrado sino la letra, eso que se va espaciando en un espacio alterado, casi silabeado, cuyos blancos dejan escapar los vahos de un misterio? El saber, lo que se desliza sobre el tiempo y permite, si no se inhibe, atentar contra lo ya sabido, hablando estoy de la literatura.
Vivimos en lo ya establecido ignorando que eso alguna vez comenzó y que ciertas formas murieron y dejaron nacer otras. ¿Y ahora no? ¿Se detuvo ese proceso? ¿Nada nuevo está naciendo? Veo algo en este libro, un atisbo que reconozco como tal porque se parece a otras experiencias de lectura y de pensamiento. Y lo primero que veo en este texto, naturalmente no puede dejar de verse porque los ojos no pueden ser indiferentes, es una agresiva disposición gráfica que nada le debe al grafismo vanguardista; esa mirada hace surgir una vaga, una tímida impresión de que puede tratarse de una estrategia, que, como todas, debe tener un objetivo, no puede ser una mera arbitrariedad o si algo de eso hay la arbitrariedad sería constituyente y tendería a presentarnos una inminencia de forma que, a su vez, obliga a preguntar si los blancos implican, quiero decir si son también escritura y, por lo tanto, si la escritura no es sólo palabras que nos dicen sino algo más, lo que las palabras dicen y también lo que no está dicho, en suma una restitución del movimiento más elemental y originario de eso que entendemos como escritura, o sea una relación entre una marca, como creación humana, y un espacio con el cual la marca negocia como por debajo, en un silencio semejante al de las profundidades del mar o de la tierra. ¿O de eso que se nombra con infinita precaución inconciente, y en el nombrar se pierde?
Dicho de otro modo, la pregunta es si no estamos en presencia de un momento, del que este Hamlet se hace cargo o que interpreta, de nacimiento o de ofrenda que, por añadidura, no renuncia en el libro de Liliana Heer a la inteligencia ni a la precisión poética, muy a la retranca en las pragmáticas conquistas de la literatura de tapas brillantes y de escaparates fílmicos. Y si de esa conjugación –emergencia, inteligencia, poesía- sale una forma, diría que esa forma propone sin proponer, o, mejor, se opone sólo por ser lo que es, a esa otra forma que se conoce retóricamente o, con recatado cinismo, comercialmente, como novela; y si lo que se conoce como novela se articula en el mejor de los casos como conjunto de armónicos, esa informe forma sería, creo, semejante a una atonalidad sin disonancias, música de nuestro tiempo, homóloga, contra la literatura, a la venganza por la que clama la disipada boca del fantasma del padre de Hamlet. Porque no puede ser que enfrentamiento semejante sea pacífico, no puede ser que no esté atravesado por la conmoción de los riesgos que afronta y enfrenta, no puede ser que se resigne a que todo siga siendo igual cuando todo es cuestión de imaginario y ya sabemos cuántas tormentas atraviesan esa región.
A lo que voy es que eso que se conoce como novela chapotea en la argumentación, especula con lo temático, chantajea con la espectacularidad, ataca con la realidad que, vista de cerca, es menos avasallante de lo que la palabra dramatiza. Y aquí no es eso, aquí es escritura y lo racional, lo inteligible, lo que se cuenta, brota del trazo de los signos, a medida que se van prodigando y generan, por añadidura, un balanceo, ritmo lo puedo llamar que la mirada no puede ignorar. Puedo conjeturar lo que se cuenta, aventura del pensar diría yo, dramática del ser que piensa y se piensa.
Pero ¿qué piensa? O, mejor dicho ¿qué es lo pensado en ese curso infinito de breves inscripciones, cada una perfecta en su configuración? Me viene la imagen del San Sebastián de Mantegna: las flechas que atraviesan ese cuerpo sereno y lo laceran pueden ser, al contrario, lo que de su cuerpo brota, doloroso como las frases que condensan y consagran ese pensar, todas punzantes, todas dirigiéndose al punto de ese pensar en algo presente y elusivo al mismo tiempo. No es Hamlet ese punto, no está proyectado en él el drama, trágico, de un malestar fundamental, sino el padre de Hamlet, pero no él mismo sino simple y aterradoramente el padre mismo, nuestro padre, cuya ausencia ni siquiera tiene que ver con su muerte sino con el primario grito de nacimiento de nuestro yo. Nuestro yo: lo incomprensible y perseguido, lo que en un sentido que Liliana Heer podría explicar mejor, nos funda y nos concede la fiebre que nos hace hablar y escribir. Del padre que se aleja sale casi todo y ese todo bien puede ser lo real que seguramente todos los que están aquí tratan de discernir cuando se enfrentan con quienes sólo chapotean en la apariencia de lo real.
No podría ir mucho más lejos: en su sencilla complejidad el Hamlet de Liliana Heer nos propone una torsión de nuestras certezas. Esa torsión, cuando se logra, refunda la literatura. Y eso, más allá de cualquier pretensión de valerme de todo lo que en este libro Liliana Heer piensa para pensar a mi vez, es lo que más me conmueve e importa, lo que me hace estar cerca de ella y me deja advertir cómo de libro en libro hay saltos al vacío, tan fecundos como lo que da sentido a eso que llamamos literatura y que no deberíamos dejar que se pierda. 

Graciela Brodsky conversa sobre las exposiciones acerca de Hamlet & Hamlet
¿Puedo decir: “El resto es silencio”?
¿Está permitido en esta noche concluir así y no dar una vuelta más? Porque me toca conversar, no sé exactamente cuál es esa figura. Sí, ¿cuál es el tema?, de verdad quisiera hacer un mutis por el foro con un: Y el resto es silencio. Yo les voy a contar la anécdota que circula en el campo freudiano sobre Hamlet, que me hizo recordar Lucía Blanco y después Jorge Chamorro con la escritura, su matema, y después Noé Jitrik con la comedia que se esconde detrás del nombre. Hace muchos años -la gente habla y se desgraba lo que dice-, Miller había dado un curso en Barcelona y en la desgrabación lo que se leía entre muchas otras cosas, era lo que había traído de novedoso la tortilla de Shakespeare. Y la tortilla de Shakespeare había dejado a todos muy sorprendido, era evidente que no podía ser, pero todos querían saber cuál era la referencia de la tortilla de Shakespeare; así que fue necesario recurrir a Palomera, a Vicente que recuperó las cintas y como ustedes pueden imaginar se trataba de Hamlet de Shakespeare que pronunciado por un francés queda omelette. Y, el traductor que quiso ser fiel, no quiso poner omelette, puso tortilla. Entonces, entre los variados nombres de Hamlet también está éste, ser jamón, tortilla, da para un banquete, pero nos correríamos de referencia.
Para abrir una conversación, porque es imposible meterse con los textos de cada uno de ustedes, yo tengo la siguiente curiosidad en lo que hace a Hamlet, incluyendo al Hamlet de Liliana Heer, que no sabemos si es una reescritura de Hamlet o cómo hay que leerlo. Cuando empecé a leer, la primer idea fue: voy a buscar los párrafos del Hamlet de Shakespeare que corresponden. Después dije: qué locura es ésta, no es un ensayo, voy a leerlo como una novela, como algo que leo por primera vez. Me pregunté si las referencias serían referencias reales o serían más bien al modo de Borges, imaginando que hay detrás una enciclopedia inexistente, referencias apócrifas, lo cual habría sido efectivamente construir un metalenguaje sobre un texto. Sería un poco tomar la posición de Kris sobre los “sesos frescos”,  ir a verificar si era un plagiario o no lo era; lo dijo Shakespeare, o no lo dijo, lo escribió o no lo escribió.
Anoté los diferentes nombres de Hamlet: Ham -por supuesto con las muchas resonancias que tiene para nosotros el Ham-, también Hamnet, Hamleth, Amlodi, Aml-lod, Onela, en fin y sigue. Lo cual, ya a mí me hace suponer que la referencia está perdida, que no hay un verdadero Hamlet que nos va a decir qué párrafos son los apócrifos y cuáles son los párrafos genuinos. Okey, lo que me gustaría saber es qué opinan ustedes sobre este punto: ¿por qué nunca Hamlet encuentra a su padre? En todas las versiones, a menos en todas las versiones que conozco y que me hicieron reflexionar en muchas figuras de la literatura, por ejemplo las cartas de Kafkaa su padre, por ejemplo los párrafos finales de El Evangelio según Jesucristo de Saramago, en fin. El diálogo entre un hijo y su padre requiere que el padre no esté presente, el encuentro del hijo con el padre no se realiza nunca y pareciera que en cada una de las versiones -y eso me parece lo que hace de Hamlet un paradigma que se repite más allá de los nombres y más allá de las reencarnaciones-, lo que parece ser el paradigma es el encuentro imposible. Siempre habla solo, siempre habla por él y habla por el padre, pero nunca hay un padre que responda. Y me preguntaba por qué, si ustedes tenían alguna idea, por qué el personaje, por qué la literatura en las versiones literarias del Príncipe de Dinamarca o de nuestro compatriota, por qué tienen como premisa el encuentro imposible entre el hijo y el padre. Es una pregunta evidentemente formulada por mí que soy psicoanalista, pero que tengo una curiosidad, por qué el prototipo exige ese encuentro imposible, o quizá haya una versión de Hamlet que no conozco y finalmente se miran cada a cara y se pueden decir lo que uno piensa del otro. Está por escribirse, si supiera escribir la escribiría pero solamente me lo puedo imaginar. No sé que piensan ustedes, solamente para abrir la discusión sobre algo. Por qué los nombres variados mantienen un argumento fijo. Pero no hace falta que me contesten sobre eso, es una conversación y como se sabe uno siempre conversa solo.

Noé Jitrik: -Se me ocurre que la pregunta está invadida por algo que al comienzo ella descartó, por el referente. Porque si consideramos el referente, el encuentro entre padre e hijo es una de las posibilidades combinatorias más previsibles, pero no lo encuentra nunca al padre porque lo esencial es la búsqueda del padre. Es decir, ese es el relieve que tiene la figura de Hamlet, me parece que esa puede ser una respuesta. Es decir, desde dónde se formula la pregunta, ese es el asunto. Entonces aquí en lo tuyo ha habido una especie de invasión de algo que habías descartado inicialmente. Es otra cosa y perseguir algo así me parece que no nos lleva a nada. Pero mientras hablabas… a lo mejor me apresuro.
Luis Thonis: -Es que al padre de Hamlet lo mataron.
Noé Jitrik: -Lo sigo lamentando...
Luis Thonis: -Hay un crimen, es claramente un drama, no un tragedia, la tragedia tiene que ver con los dioses. En todo caso, Hamlet quisiera ser una tragedia pero no puede serlo.
Noé Jitrik: -Vuelvo a decirlo, desde dónde se hacen las preguntas y desde dónde se miran los conflictos. El crimen esta ahí, está dicho el crimen, nosotros estamos en lo no dicho del todo. O sea, a propósito de lo dicho buscamos lo que no está dicho del todo. Es claro que hay un crimen, una venganza y cualquiera lo puede referir; puede decir, no es una tragedia porque parece una novela policial. Hay un crimen y hay una venganza; tal vez Raymond Chandler se inspiró para escribir sus novelas negras. No es esa la perspectiva que nosotros estamos siguiendo, creo, ninguno de nosotros podría hacer una torsión para responder a un esquema de pensamiento diferente que no sea el que ha estado funcionando aquí.
Pero en fin, lo que yo quería decir era esto: el poder de la letra. No me voy a extender en la perspectiva psicoanalítica sobre la letra, todos ustedes lo saben mejor que yo, pero en términos de la poesía, la letra es lo que determina una dirección u otra. La letra es lo que de repente vela la poesía o la abre y la letra está sometida. Lo digo porque hoy estaba leyendo una reflexión de un amigo mío mejicano que recuerda “Muerte sin fin” de José Gorostiza. Gorostiza había puesto en ese verso “situado en el tiempo” y el tipista o el tipógrafo hizo una errata y puso “sitiado en el tiempo”. Lo primero podría pagarle tributo también a lo explicativo racional, lo segundo abre a eso que sentimos como lo poético. Entonces, ese mero traslado de una letra a otra, la mera sustitución de una letra, genera eso que creo que se busca en la poesía, una significación que va más allá de lo que está ahí y en lo cual creo que nos hemos estado comportando, tanto en la presentación de Lucia como de Jorge; en ese plano, en ese nivel nos hemos puesto, por supuesto, cada uno con su perspectiva, ¿no?
Bien, por otro lado hay acá también un chiste en el título del libro. Digamos, tú lo leíste y dijiste Hamlet y Hamlet y aparece ahí Hamlet & Hamlet, parece el nombre de una tienda. Acá hay otra broma, creo que no tenemos que ser tan sagrados y solemnes; deliberada o no, pero es extraño que a Liliana se le haya ocurrido poner un &, y se vincula con lo que parecía ser un chiste mío arbitrario sobre el jamón. Tiene que ver también con la cosa del jamón; es decir, podemos hurgar en la palabra e ir un poco más lejos de lo que la palabra nos permite comerciar directamente en el plano de la comunicación necesaria. Justamente, alejarnos del plano de la comunicación necesaria nos manda a la zona de la poesía, de la literatura y por extensión del psicoanálisis como perspectiva de búsqueda, me parece.

Jorge Chamorro: -Quiero hacer una breve observación, hay una serie de supuestos. Yo digo que no quería desarrollar porque entraríamos en un terreno demasiado psicoanalítico para la ocasión; pero en verdad, yo no estoy pensando HAM con la significación de jamón o con otras significaciones, en verdad  todos los juegos de significantes alrededor del nombre Hamlet yo los deshecho todos y pongo HAM, no con significación, sino como nombre propio del nuevo príncipe HAM creado por Liliana. En ese sentido, lo que Noé plantea del poder de la letra. El poder de la letra, para mí no es HAM sobre el significado HAMLET, sino HAM letra sobre el significante HAMLET; entonces la función paterna yo la veo en el poder de la letra HAM que crea un personaje: El príncipe HAM. Por lo tanto, para mí no es desplazable a significados al estilo jamón, para mí es como si el príncipe de Liliana se llamara Carlitos HAM a partir de ahora, algo así, como si fuera el nombre propio. Por eso para nosotros, aclaración breve, para nosotros la función paterna la cumple la lengua finalmente. Es decir, genera el personaje nuevo que es HAM. Por eso yo haría dos lógicas distintas, una el príncipe HAM y otra el príncipe HAMLET.

Graciela Brodsky: Pero lo genial del libro de Liliana en ese punto es que yo conté dos, tres, cuatro, cinco nombres, No solamente Ham.

Jorge Chamorro: Yo hago el corte

Graciela Brodsky: Vos hacés el corte de Ham. Pero, lo que me parece genial es que con la pluralidad de los nombres, no con la fijación a un S 1 como letra de goce, sino con la pluralidad de nombres, se rompe el monólogo de Hamlet consigo mismo y se discute el propio título que es Hamlet & Hamlet. Porque Hamlet esta estallado en el libro, no hay un Hamlet, son múltiples nombres. Entonces, me parece que ese estallido del nombre propio que nos permite jugar con la significación, que nos permite jugar con la cronología, ese estallido del nombre propio es lo que impide, es lo que obstaculiza el famoso soliloquio de Hamlet donde siempre parece que habla consigo mismo. Y aquí es imposible hablar consigo mismo porque precisamente tiene mil nombres, no sé si mil pero... Eso me pareció un fenómeno de creación formidable, no un nombre sino un estallido de nombres que es lo que impide la identidad consigo mismo hecho poesía. Porque no es una disquisición sobre no hay identidad consigo mismo, en cada página se llama distinto y me pareció muy logrado eso.

Noé Jitrik: -Me gustó mucho el cuento de la tortilla de Hamlet, Hamlet como tortilla es otra dimensión, otra  mirada sobre los textos que es la traducción. La traducción tiene trampas de ese tipo, es decir, la literalidad acecha en la traducción, y las dificultades de encontrar una buena traducción se deben a que cada lengua tiene lo que podemos llamar un espíritu y ese espíritu no se superpone a otro espíritu, como el fantasma de Hamlet del padre se superpone al personaje Hamlet; son entidades de distinta naturaleza. Entonces, eso me remite a otra cosa que siempre me ha divertido muchísimo, que la presencié en un coloquio muy solemne en Francia, en un coloquio lleno de autoridades del hispanismo, viene alguien, un novato que dice que va a hablar sobre un libro fundamental de la literatura latinoamericana, un libro que hizo época, un libro que hizo pensar y que se titula El charlatán. Y todos se quedan callados, nadie conocía un libro tan importante que se llamara El charlatán. Bueno, ¿qué era el charlatán? Era El Facundo. Él traducía literalmente la expresión española, facundia es hablar mucho. Como se llamaba Facundo, él pensó que en francés se iba a entender si ponía El charlatán. Bueno, trampas divertidísimas de la traducción pero que marcan también esta relación entre lenguajes y metalenguajes.
Efectivamente, Jorge habló de superposiciones de lenguaje y el metalenguaje como saliéndose de un juego de superposiciones para inaugurar otra región. El primer lenguaje sería lo que desencadena la reflexión de Liliana, el segundo lenguaje es el que Liliana emprende y es un lenguaje que tiene un tipo de estructura que le permite escandir su propio pensamiento y hacerlo salir en forma fluida, casi en catarata, una cosa detrás de la otra, una idea detrás de la otra, podría seguir infinitamente porque es la modalidad de un pensar que no se atiene a una retórica. Por eso yo decía, es otra dimensión la que nos presenta. Yo creo que hay que valorar esto, pero ¿quiénes lo pueden valorar? Ese también es un problema de lectura, que es afligente porque hay modos de lectura establecidos que impiden ver lo que los cambia, o sea dicho de otro modo, voy a hacer una reflexión de tipo político, inmediata. Es como los proletarios de Villa Lugano que votan a Macri, la gente que lee de esa manera atenta contra sus propios intereses intelectuales, humanos, mentales. El que lee realmente, lee lo diferente y acepta lo que transgrede la retórica. Entonces, pienso que ojalá haya lectores que puedan ponerse en esta dimensión, no digo que digan lo que digo yo porque eso me parece bastante difícil por lo complicado de lo que digo; pero no con una mirada del que atenta contra su propia posibilidad de imaginar universos nuevos y diferentes. Porque es un libro que lo merece, desde nuestra perspectiva, obviamente algunos dirán es difícil, no hay un relato, no hay un cuento donde está Hamlet, por qué lo mata al pobre viejo, por qué la trata mal a la pobre Ofelia, por favor, no me vengan con ese personaje. Otra cosa es lo que ocurre y a mí realmente me conmovió, me pareció que es algo que yo mismo busco de otro modo completamente diferente y que me liga a ella en un proyecto.

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